No había ninguna comida. Es más, Cam todavía estaba en el trabajo. ¿Me sentía mal por engañar a mi mejor amiga? No, lo hacía por su bien. Yo era un gran Cupido y me terminaría dando las gracias.
Henry estaba enamorado de Abby y Abby estaba enamorada de Henry.
Si ella se negaba a verlo yo sería el encargado de quitarle la venda de sus ojos, no haría eso, mejor: iba a triturarla para no darle opción a volver a colocarsela.
Y luego quemaría los restos.
No estaba al cien por ciento seguro de que Henry estuviera enamorado de Abby, aunque no me faltaban las sospechas. Ahora disponía de lo necesario para que el plan funcionara. Mejor dicho: disponía de la persona necesaria. Solo faltaba que Fleur estuviera dispuesta a participar y tuviera la información que necesito. Bajé las escaleras fingiendo que realmente iba a marcharme del edificio. Debía asegurarme de que Abby no estuviera mirando por la mirilla.
Bajé un par de pisos que luego tuve que volver a subir con sigilo. Al menos hacía piernas con tanto escalón. Al llegar me negué a tocar el timbre y di unos sutiles golpes en la puerta. Algo me decía que mi mejor amiga iría a ver quién había tocado el timbre de la puerta de su amado y me mataría si no le decía que estaba haciendo. Cosa que no podía decirle.
¿Y qué haría si me abría la puerta Henry?
Huir
Decidí no darle demasiada importancia a esa opción. Todo iba a salir bien, lo presentía y Mark William nunca se equivoca con sus presentimientos. Esperaba que me hicieran caballero de honor en la boda. Si las cosas funcionaban ese puesto lo tenía más que merecido.
Suspiré y toqué la puerta. Dios mío, dame suerte.
Una melena pelirroja me abrió la puerta. Llevaba un lápiz detrás de la oreja y un pincel en la mano. Premio. La prima. Entré en el apartamento sin invitación, no podía arriesgarme a que Abs me viera, ni a que me cerrara la puerta en la cara.
—¿Quién narices eres? —preguntó, sin cerrar la puerta, asombrada por mi gesto.
—Soy el mejor amigo de Abby, la chica de enfrente y necesito que cierres urgentemente la puerta —respondí. Inspeccionó mi rostro en busca de algo que pudiera delatar mis intenciones, dudó, pero algo vio que hizo que cerrara la puerta. Aleluya.
—¿Qué quieres? —Agarró el lápiz que antes tenía detrás de su oreja y comenzó a darle vueltas entre sus dedos mientras me observábaba.
—Que me ayudes y me des cierta información —expliqué. Había captado su curiosidad.
—¿En qué? ¿Y qué tengo que ver yo con eso?
—Tienes que ver en que eres la prima de Henry. ¿Sabes si a tu primo le gusta Abby? —En el momento en que formulé la pregunta me di cuenta de que había sido demasiado directo. Como siempre. No importaba, era un genio, las cosas funcionarían.
Frunció el ceño. Mala señal.
—¿Qué te importa a ti eso?
—Estoy haciendo un trabajo de Cupido y tu colaboración es una pieza clave.
—Pues explícame qué quieres hacer, Cupido.
—Mis explicaciones irán después de que respondas mi pregunta, ¿Henry está enamorado de Abby? Si o no.
—¿Por qué debería decírtelo? —inquirió, mirándome desafiante.
—Porque si aceptas haremos algo que algún día nos agradecerán. Venga, por favor. —Junté las manos rogando. No podía comenzar mi plan si una de las partes no estaba por la labor. Trabajo en equipo, lo habrían llamado en primaria— Si las cosas salen bien nos deberán una. Sé que no me conoces de nada, pero si conoces a tu primo y lo que te estoy proponiendo es algo bueno.
—Espero que no me estés engañando.
—No lo estoy haciendo.
Sus facciones se relajaron. La había convencido. Se sentó en el sofá y me indicó que hiciera lo mismo. Suspiró y habló.
—Sí.
—¿Desde cuando?
—No sabe desde cuando, pero se dio cuenta hace dos semanas.
—Vale, Abby también está enamorada de Henry.
Su cara se iluminó al escuchar mis palabras. Supuse que yo debía de tener el mismo aspecto.
—Supongo que tu plan está relacionado con todo esto, Cupido.
—Has acertado.
—Pues empieza a hablar.
Se sentó junto a mí en el sofá.
Ahora venía mi parte favorita. Explicarle a la que sería mi compinche el plan. No podíamos fallar.
—Esto es exactamente lo que haremos... —comencé a explicarle todo el plan. Ella asentía o hacía muecas. Había discrepado en alguna partes y habíamos hecho cambios en otras. Pero la idea original seguía siendo la misma. Engañarles. No estaba mal visto hacerlo, era una buena causa y no iba a sentirme mal por obligarla. Porque era lo correcto. Hacía mi papel como mejor amigo metete. Si las cosas salían como lo planeado en unos cuantos años yo sería caballero de honor y Fleur dama de honor en su boda. Y nos mencionarían en el brindis dándonos las gracias. Tal vez estuviera vendiendo la piel del oso antes de cazarlo, pero no podía dejar de imaginar que saldría bien— Entonces lo tienes claro, ¿no? Mañana a las siete de la noche en el parque de atracciones, en la noria, ¿sabes dónde está?
—Creo que sí, le diré a Henry que me lleve.
—Perfecto, yo arrastraré a Abby hasta allí con cualquier excusa.
—Entonces, ¿ese es el plan?
—Ese es el plan.
Me levanté del sofá. Ya no tenía nada más que decir.
—Espera —me detuvo— . Dame tu número de teléfono, yo te daré el mío. Por si mañana hay algún imprevisto.
—Buena idea. Lo había olvidado completamente.
Intercambiamos números. Ahora si que me marchaba. Caminé hacía la puerta con Fleur caminando tras de mi. Abrí la puerta con sigilo. Abby no podía enterarse ahora.
—Adiós, Fleur.
—Adiós, Cupido —correspondió mi despedida.
—Me llamo Mark. —Observé la puerta del apartamento de mi mejor amiga, como si observándola fijamente fuera a ser capaz de asegurarme de que no estuviera mirando por la mirilla. Luego mi vista volvió a la pelirroja.
—Cupido te queda mejor.
***********************************************************
¡Hola! Ya sabéis, si os ha gustado votad y comentad. Me ha encantado escribir este capítulo con Mark, ¿soy la única que cree que Mark y Fleur son muy shipeables? Si no fuera por Cam esos dos tendrían algo, pero adoro demasiado a esa pareja como para romperla.
ESTÁS LEYENDO
Elocuencia© IICompletaII
Romance"Facultad de hablar bien con fluidez, propiedad y de manera efectiva para convencer a quien escucha." Él solo tenía que seguir mi voz. Yo tenía que seguirle a él. Cada cuarenta segundos se suicida una persona en el mundo. Henry planeaba ser una...