Capítulo 19: "Segundo Día De Vacaciones"

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Despierto y sigue oscuro, habrán pasado dos horas desde que me dormí. Me levanto inmediatamente para prender mi teléfono, son las 2:10 de la madrugada. Supongo que dormí dos horas y algo, me levanto decidida, tengo que comer algo.

Tomo mi arma y bajo, elegí la habitación de en medio del pasillo, por lo puedo escuchar todo y tengo el balcón. Salgo de ahí, pienso en encontrar ruido, más no hay nadie, quizá están cansados, al igual que lo estaba yo.

Prefiero en esta situación tomar precauciones necesarias, y saco mi arma. Camino de lado y con mi puntería media, a cada paso que doy siento más miedo, estoy sola y pienso que incluso puede matarme Nicolás, no meto mis manos al fuego por nadie, me puedo quemar.

Bajo las escaleras directo a la cocina, me percato de una silueta robusta, ancha y oscura, decido ir hacia esa silueta.

Me pongo detrás de ese alguien en silencio. No sé carajos hago, pero es mi vida o la de él o ella, le pegó con mi arma a la nuca.

—¿Me quieres matar cabrón? Antes me avisas como se ve el infierno— tomo el gatillo sin presionarlo.

—Stephania soy yo...— reconozco su voz ronca y ahora adolorida.

—Franco... disculpa— descargo el arma y la guardo.

—¿Qué te pasa?— se masajes la nuca y se acomoda en la barra.

—¿Que me va a pasar?— lo miro a los ojos.

—No lo sé, dímelo tú— su mirada muestra intriga.

—Pensé que alguien había entrado a la casa, nada más— lo miro sería.

—¿Por qué alguien entraría?

—Un psicópata, narcisista, ladrón... No sé Franco, me mareas con tus cosas.

—¿Por qué no te creo Steph?— se intenta acercar a mí.

—¿Debería importarme que me creas?— me doy la vuelta y me retiro.

—Steph...— me toma del brazo—. No te estoy atacando, desde que bajamos del avión andas rara.

—Soy así Franco, rara— evado su mirada.

¿Debería decirle la verdad?

—Dime la verdad...— toma mi mentón obligándome a verlo.

—La verdad y lo único que te puedo decir es que tengo mucha cola que me pisen y no me siento segura— me suelto de su agarre—. No quiero más preguntas, ¿bien?

—¿Cómo quieres que no te haga preguntas si te sientes en peligro? Es absurdo Steph...

—Es lo único que te puedo decir...

—¿Es lo único que me puedes decir?— carcajea—. No jodas.

Imbécil te salvé la vida y no te has dado cuenta.

—Si, y quedará ahí el punto.

—Steph...— se gira y veo que tiene algo entre sus manos, es comida.

—¿Que comes?— me acerco a él.

—Un sándwich, ¿quieres?— su sonrisa me tranquiliza.

—Claro— me engancho a su brazo y muerdo su sándwich.

—Vamos, es tarde y hay que subir..— asiento mientras me separo de él.
Ambos subimos, siento mi mente divagar en algo que me hace ilusiones. Eso acaba rápido cuando escucho un ruido detrás de nosotros, saco el arma, lo cargo y apunto frente a mí.

—¿Qué te pasa Steph?— Franco se sorprende por mi actuar.

—Nada— camino rápido hacia la puerta de mi habitación, con el arma en mi mano derecha y en la izquierda el sándwich.

Todo Lo Impredecible Es PredecibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora