Capítulo 30: "Quinto Día: S. S. Segunda Parte"

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Estoy dentro del baño y miro mi aspecto en aquel espejo.

Estoy fatal.

Mientras corrijo mi maquillaje con las manos, mi conciencia me carcome.

Y eso que no lo he matado todavía.

¿Podríamos escapar de este mundo e irnos lejos? ¿sólo los dos?

-Hacen buena pareja con tu novio, si mi esposo cantara así, lo haría cada día del año- dice la mujer a mi lado mientras se observa en el espejo.

No sabía que había alguien a mi lado.

-No es mi novio, es mi amante- miento.

-Es igual con mi esposo, antes lo éramos y míranos ahora- me enseña el anillo en su dedo anular-, soy su mujer.

-Tienes razón- digo, ella me sonríe mientras saca un pequeño bolso.

-No te deprimas, se nota que te quiere- de ahí saca unas sombras negras- y tu también a él- me hace entrega de eso.

Eso no me va a ayuda nada.

Corrijo el ahumado en mis ojos, miro el gran cambio que hice y me veo como nueva.

-¿Eres nueva?- me pregunta.

-No, sólo que nunca he venido al local de Alaska- miento.

-Todos los locales son distintos, el Boss es un duro.

-¿El Boss?- pregunto con extrañeza.

-El dueño.

-Ah ya- asiento.

Mcklen.

-Cuídate princesa- la mujer me besa la mejilla en señal de despedida y poco después se va.

Estoy sola de nuevo, no tengo ganas de salir porque sé lo que tengo que hacer. No quiero matarlo, yo no soy así y pienso que debería decirle a mi padre y que él se encargue, se supone que estaría alejada de todo eso.

Escucho el pestillo de la puerta, ya nada me interesa por lo que paso de mirar.

-¿Te sucede algo?- me pregunta.

Ya está sospechando.

-¿Qué me va a suceder?- le respondo seca, sólo mirando mi reflejo.

-No lo sé, estás rara, ¿te sientes mal?- entra al baño para analizarme de pies a cabeza intentando encontrar algo.

-¿Por qué estas siendo amable conmigo?- preguntó con molestia.

-¿Por qué no lo sería?- se acerca para intentar tomar mi mano.

-¡Porque siempre eres un perro conmigo!- le grito enojada.

Sólo estás buscando excusas para no sentir culpa.

-Lo siento, ¿está bien?- su voz suena como si quisiera reconfortarme, luce tierno tomando mi mano para besarla.

Acerco mi rostro para besarlo con igual ternura que él.

Poco después salimos del lugar a relajarnos después de aquello. Él se pide unos tragos y yo solo espero, apenas puedo pensar sobre lo que haré o diré estando con Franco, no es para nada fácil a sabiendas de que él es el primero. Me siento una traidora a pesar de que no tengo la culpa de eso, estoy haciendo un bien para todos, incluso para mi padre.

La gente comienza a retirarse, muchos ya se han cambiado de ropa. Franco solo me mira y se ve pensativo.

Ya sospecha de ti.

Todo Lo Impredecible Es PredecibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora