Alexa y yo habíamos jugado todos los días. Hoy era mi cumpleaños. Tenía todo listo, mi pastel, mis globos, un juego inflable, mi vestido y mis invitados seguían llegando.
Algunos niños del catecismo estaban en mi fiesta, incluso los padres de Alexa y Alexa.
Mi abuela se me acercó.
—Pero mira qué bonita y grande está mi nieta.
—¡Abuela!
La abracé. Rió.
>>Qué bueno que estés aquí.
—No me perdería la fiesta de mi nieta favorita. Por cierto, ¿ya comiste?
—No, la comida aún no está lista.
—Debes de comer para crecer fuerte y sana. Eres una buena niña. Seguro tus papás te darán un buen regalo. Por cierto, iré a checar a mi hijo, después te veo Eli.
—Adiós abuela.
∆∆∆
Todos me cantaban las mañanitas. Estaba muy feliz.
—Pide un deseo Eli— dijo mi madre.
Cerré los ojos.
Deseo que Dios cuide mi familia.
Abrí los ojos y soplé las velas. Todos aplaudieron.
>>¿Qué pediste?
—No le respondas cariño —dijo mi abuela—, sino no se hace realidad.
∆∆∆
Alexa y yo habíamos estado comiendo pastel y brincando en el inflable.
—Ya es hora de irnos cariño— dijo la madre de Alexa.
—Pero mamá, yo quería seguir jugando con Elisa.
—Ya será mañana, debemos irnos.
—¿Y por qué no Alexa se queda a dormir con nosotros?— Preguntó mi madre.
—¿Segura no es molestia?
—Claro que no.
Alexa y yo nos abrazamos.
—Bueno, nos vemos mañana cariño, te cuidas.
—Sí mamá.
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No lo digas (Completa)
Teen FictionMis padres toda la vida me habían inculcado la iglesia como un ejemplo a seguir, pero no creí que podría ser más valioso para ellos Dios que su propia hija, incluso dijeron que ardería en el infierno.
