Beautiful Stranger | Roger Taylor

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04 de septiembre, 1973

— Le gusto —habló Dianna.

— ¿A quién? —preguntó Charlotte.

— A Roger.

—Felicidades, eres la última en enterarte —habló, acomodando los paquetes de servilletas dentro de sus dispensadores.

Dianna volteó a verla, había detenido su labor de secar los vasos para mirar con mala cara a su mejor amiga.

—¿Disculpa?

—Dianna, todos aquí sabemos que Roger babea completamente por ti —dijo, ganándose un resoplido por parte de la morena—. Así como tú, por él.

—De acuerdo, primero, Roger salió hace poco con una chica —lanzó el trapo hacia la barra antes de levantar un dedo—. Y segundo, sí babeo por él —Y volvió a tomar el paño, esta vez para fregar la barra.

—Pensé que ibas a negarlo.

—Entonces no me conoces tan bien.

—Si así fuera, que no lo es, no hubiese esperado hasta ahora para hablar sobre esto, Dianna —tomó el trapo deteniendo la tarea de la morena, quien procedió a acariciar sus caderas—. Y no te pongas nerviosa, ya aceptaste lo que sientes.

—Que lo haya aceptado no significa que esté de acuerdo.

—¿Y cuál es el problema? Roger gusta muchísimo de ti, Brian me lo dijo y todo.

—Dime que Roger y yo no somos un tema de conversación para ti y Brian.

—Bien, te lo diré si eso te hace feliz.

Dianna volteó a verla alzando una ceja para luego negar levemente.

—Si tanto gusta de mí como dices, entonces, ¿Por qué salió con una chica la semana pasada, eh? —se cruzó de brazos hacia ella.

—¿Es una broma? —preguntó Charlotte—. Dianna, a veces eres tan tonta.

—Gracias por el halago, Lottie. 

—Dianna, esa chica era realmente parecida a ti.

—¿Qué? Espero sea una broma.

La rubia negó de inmediato, ella miraba de manera divertida a la morena quien frotaba con insistencia sus caderas a manera de calmarse.

—No, de hecho Freddie hizo varias bromas sobre eso, por supuesto cuando tú no estabas.

—¿Cómo me vengo enterando de esto ahora? —preguntó confundida.

—Porque estabas demasiado ocupada negándote a sentir algo que terminó floreciendo.

Dianna soltó un suspiro antes de asentir levemente.

—Bien, no seguiré negando lo obvio.

—Gracias —Charlotte señaló la silla a su lado, ocasionando que la morena rodeara la barra hasta sentarse a su lado.

—Aun me parece demasiado irreal —observó sus manos—. Fue lento, no me di cuenta hasta que ya era demasiado tarde. Me enamoré de Roger —se encogió de hombros—. Supongo que fueron sus estúpidos ojos de muñeca los que me cautivaron.

Charlotte soltó una pequeña risa antes de pasar una mano por los hombros ajenos.

—Lo que haya sido, estoy orgullosa de que lo hayas reconocido, linda, ambos realmente se verán bien juntos —la observó—. Ahora, solamente falta que ambos hablen.

—¿Crees que sea buena idea?

—Por supuesto que sí, siempre es mejor hablar —Dianna asintió levemente.