||Capitulo 1

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¨EL PATRULLERO GALACTICO¨

BREVE DISPUTA DEL NARRADOR.

Nunca se me ha dado eso de contar historias, así que veremos lo que salga. Las historias se cuentan desde un había, no todas y menos la mía. Ahora bien, parece aparecer. Iniciamos con describir la velocidad de la luz, ya es mucho.

Se cansó de escuchar verdades que no quería desafiar, esperaba no desear la opresión en el pecho y las gotas bajar por el rostro. Lo hizo.

Tras cerrar los ojos, se quedó allí un poco más dando paso a la brisa. Escuchó el crujir del suelo y el paso de los pensamientos al infinito. Le gustaba ser elogiado, pese a obtener lo querido, no le bastaba.

—¿Es lo que deseas?

—Si.

—No comprendo —inspiró y sin importancia dudoso pensó—. Es lo mejor para ti. Ya veremos el progreso.

Al abrir los ojos, dejo que la humanidad logrará destrozar sus adentros. De nuevo nada. El soplar del viento se convirtió en emoción pura. La nave se confundía con las estrellas. Sus compañeros tenían náuseas, y él de brazos cruzados sin expresión.

—Oye, Meerus —, llamó el sujeto de junto— más tarde cuando terminemos la misión ¿Qué te parecen unos tragos?

—Por hoy paso —, no tenía ánimos.

—Nunca hablas mucho. ¿Te caigo mal?

—No.

—Entonces ¿Qué tal unos tragos? —insistió.

—Terminando la misión.

La nave aceleró, como si no fuera suficiente la velocidad. Frente a ellos un rayo de luz. Los controles se volvieron locos, la alerta de impacto se activó. La mayor parte de los tripulantes se alarmaron, Meerus observaba desde su asiento. La alarma guardo silencio. Un policía galáctico dejó caer su cuerpo en el asiento.

—No temes morir... —, Meerus lo observo de reojo— ya quisiera tu valor, amigo —río con alivio y admiración.

—Pronto llegaremos, espero que este inconveniente no nos demore.

—Que alivio, por un momento pensé que moriríamos.

—No... no sería probable impactar contra él —, le miraron confundidos. Sabía que la probabilidad era nula, y está más que claro que Whis cálculo la trayectoria, jamás había estado tan cerca de él.

—Vaya, para la otra no te adelantes con los tragos —, bromeó y golpeó leve con su codo, llamando la atención— deja la seriedad y ríe un poco.

—Tienes razón —sonrió tratando de sacarse de la mente los viejos tiempos.
La misión fue más sencilla de lo esperado y la mayor parte de la tropa fueron vencidos por el sueño. Meerus se le quedaba viendo a su compañero recargado en el hombro. Por un instante le desagrado, llegando a la conclusión de saber mucho más de él, y a la vez mucho menos, de lo que cualquiera de los dos creía. A menudo lo oía hablar o comentar desanimado que no vería a su familia. El problema era aceptar que trabajaba lejos de casa, y seguía sin entender. No sabía por cuanto había pasado el ángel: cambio su físico para perderse en la multitud o eso creyó al tomar el logo de la patrulla intergaláctica, así es en unos años.

Las manos le temblaban unos instantes viendo con lentitud al ángel, estaba sudando y su respiración agitada termino empañando los vidrios. Si eso era ser mortal, esperaba con ansias de nuevo la sensación ¿Quién sabría que la experimentó?

Daba la impresión de que todo lo que hacía decepcionaba al gran consejero. No podía dejarlo por su cuenta. Escucha bien: una pequeña pizca de sabiduría y un poco de estupidez. Así es como se formó ese niño. El consejero trató de no darle importancia y por más que intentaba seguía teniendo noticias.

—¿Piensa vagar por siempre?

Le envío y permitió su entrada a ese grupo de justicieros con una intención, aún que desde lo alto veía el mundo inferior de vez en cuando, llevándose como sorpresa un sutil cambio. No era mucho, quizás una forma de fingir. Por más que cueste aceptar, ese niño se volvía aliado y amigo de la justicia con cada detalle.

Un insignificante mortal que pronto moriría en un mundo electo a la perdición. Que insensatez tenia, no fue arrogante y sacaba de quicio a muchos ángeles. Digno de malas expresiones y enojo al oponerse al equilibrio si un alma era suficiente para que el mundo sea perdonado. Si que era absurdo ese mocoso.

Un arma cargaba a todas horas con la intención de ayudar, y su excusa "era parte del acto". Justo ahora lo hizo.

—Dispara una vez.

Sostuvo el arma con rigidez y tembloroso. Apretó el gatillo y junto a la bala salio disparado hacia atrás.

—Un intento más.

Eso fue parte de las lecciones un día antes del encuentro con el ángel. Por el momento seguía empapado de sudor y de la misma forma al dejar el disparo. Incluso se convirtió en tartamudo un instante. En su favor, le era fácil disimular y más tarde aceptó la invitación sin decir palabra alguna.

—¿No bailas? —, invitó un alíen ya pasado de copas

—No, gracias —, el otro se alzó de hombros y resignado se fue sobre la mesa de frente. Pronto daría un salto de bailarina cayendo en puntas sobre la mesa tirando la bebida del novato.

—Disculpa.

—Oh, no te preocupes —. Se levantó y de su bolsa sacó una servilleta para tratar de limpiarse.

—¿Seguro?

—Si, es un poco de Cognac. Nada grave.

—Vale —, dejó de mirarle para hacer una invitación a los otros— ¡Que siga la fiesta!

No pasó mucho para que Meerus se fuera al fondo del bar. Pasaban frente y saludaban de compromiso. Tanto ruido y gente intoxicada no eran el mejor sitio para pensar. Intento decir adiós y agradecer. Pagó la cuenta de la mesa rota que nadie pagaría y desaparecer sin decir adiós. No fue grave, nadie le extraño y menos lo deseaba ahí.

La chica del bar trató de sacarle la plática al entregar la cuenta.

—Cada noche es lo mismo. No tiene por qué pagar incluso la mesa —contaba el efectivo.

—Quédate el cambió.

Su nave aún se encontraba entera. Esos rumbos no eran los más tranquilos, uno que otro delincuente salía por las noches a cometer delitos menores. Tendría la oportunidad de atrapar a más de un par.

Deja contarte más, quizás una que otra parte este en desorden y no me veas mal, no soy un buen narrador.

Deja contarte más, quizás una que otra parte este en desorden y no me veas mal, no soy un buen narrador

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