||Epilogo

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EL ASCENSO DEL NOVATO

Nunca quiso asenso por no sentirse listo. Cuando acepto ser capitán fue al saber que podría marcar una diferencia.

Si que era torpe. Meerus no solía ser el mejor de los ángeles, pero no le quita el hecho de ser un arrogante. En varias ocasiones, se le advirtió tan constante que se alejara de los mortales. Resulta ser tanta desobediencia para ser capaz de pelear a favor de los buenos, eso se supone. Pésima idea, ya no es nada y por otro lado, hay que buscarle una justificación. Puede ser que le ayude... No lo admiré. Para bien o mal, funciono.

Existió un ángel que nunca pudo con tanto, siendo capaz de simpatizar con el reino mortal. Se alegraba al pensar que la galaxia, salvo. Mil misiones y más vueltas. El chico del flequillo corto que llego a compararse con el principito, jamás enterado que compartían el mismo final. Entre mis suposiciones puedo decir mil diálogos. Los ángeles parecieron satisfechos por menos peso y un desfalco en el equilibrio. Todo estará bien. Nuevos reclutas podrían entrar. En otra línea las cosas cambian y el novato vive. Fue así cuando entre tanto viajar, me ayudo con mis cosas. Una nueva alarma le interrumpió nuestro encuentro.

Subió a la nave. No me quede con ganas y lo seguí. El rey de la vía láctea se molestó con Jaco por no dar aviso del incumplimiento de las reglas. Su sector incurría en la falta y haber construido una máquina del tiempo. El preso no fue complicado de atrapar, incluso les entrego la maquina guardada en una capsula. No trato de escapar y pedía un favor, una audiencia con el dios de la destrucción. Los patrulleros no le creyeron y lo tomaron de loco. Como no era agresivo, se evitó ataduras.

Se escucho la celda abrirse, el sospechoso bajo la mirada. Su atuendo lucia desordenado y no tenía facha de parecer apático. Choco un poco con la celda del androide setenta y tres. Los otros hacían revuelta por el recién llegado. Le miro a los ojos, provocaron que los nervios le ganaran y quedarse estático. Penne, un recién llegado logro tener el mejor tino cayendo su saliva en el rostro del joven. Tomo una bocanada de aire antes de ingresar, ya dentro cerraron con fuerza. El preso tomo asiento sin hacer escándalo. Permaneció observando el piso, no existían ventanas, pareciera que el sol los había abandonado. Las instalaciones de la patrulla galáctica habían sido mejoradas. En caso de revuelta nadie podría salir, el número de agentes siempre fue reducido. Creo que son cuarenta y ocho agentes en total. Por esta razón se desistieron de correr a Jaco. Fue ahí cuando al novato se le encargo el caso. Dejaron hablara con el preso para saber cómo abrir el artefacto. Le preguntaría el funcionamiento de la maquina y sus motivos por los que huyo de su línea temporal. Al dirigirse a la sala de interrogatorio apago los micrófonos sin que nadie se percatara. Saludo a los agentes encargados y les pidió salir.

—Escuche que solicitas una audiencia con el dios de la destrucción —. Cerró la puerta.

—Tengo un mensaje del señor Whis del pasado —. El joven le repetiría una y otra vez que, si no hacían nada, Zamasu asesinaría a los dioses. Sabia cosas de más. Como la existencia de los doce universos—. Si me acompaña al pasado, podrá ver que no miento.

—¿Cómo no sé qué eres un impostor?

—Presione el botón y lance la capsula —. Indico con precisión como acceder a la máquina—. Podría mostrárselo, pero el señor Goku nunca fue revivido en este mundo. Logre salvar de nueva cuenta al Kaioshin. Esta vez no murió.

—Gracias por la información —. Se dio la vuelta y salió en dirección al área de evidencia. Logro evadir la seguridad y tomar la capsula. Fue a su santuario y dentro abrió el artefacto encontrándose con la máquina. La palabra ¡Hope! le causo más curiosidad del asunto. Decidido, entro. Los controles no eran tan primitivos y pudiera que supiera manejar esa cosa. Pero no lo haría. Podría ser un riesgo grande. Reviso en la parte baja, el tapete ya se estaba despegando por lo que levanto un pedazo sacando una semilla. Dos hojas, parecía ser parte del manual.

Tomo asiento recargando su codo contra el monitor. Cerro los ojos de momento y al abrir en la pate de frente encontró un detalle. Un dulce que no había visto en no sé cuánto. El único que era poseedor de los mejores dulces hechos para un paladar exigente, era el mismo rey del todo. Antes de salir corriendo por el prisionero, le quito la envoltura y se metió el dulce. Los ángeles mayores se idearon una estrategia para obtener uno. Nunca lo incluirían. Era bueno, pero había probado cosas mejores por accidente. Ahora sí. Fue de vuelta a la central y entro a la celda sin previo aviso. Esperaría que el preso volviera. El comunicador sonó, le informaban sobre un asalto. Se lo quito lo más pronto posible. De nuevo las puertas se abrieron. Cuando el joven viajero entro se encontró con el interrogador recostado en la cama.

—¿Conoces al rey del todo? —. La pregunta fue directa. Esta vez tomo asiento y miro fijo a los ojos del viajero.

—Es amigo del señor Goku. Tiene un botón para llamarle —, delato al otro.

—Podría sacarte de aquí. Pero me contaras todo.

No perdieron tiempo y evitar que las cámaras los captará. Ya casi estaban fuera de riesgo, estaban a punto de celebrar cuando apareció el rey de la vía láctea acomodándose la corona. Al alzar la mirada alcanzo a ver a Meerus. Por lo que empujo al mortal a la primera puerta que se encontró. Fue peor aún, más agentes le apuntaron. Causaron tanto escándalo que el rey olvido lo que le iba a decir a Meerus y corrió al sitio. El novato paso sus manos por el rostro y fue detrás.

—¿Cómo escapaste? —. Cuestionaron amenazante.

—Él me saco —, señalo a Meerus.

—Él me saco —, señalo a Meerus

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