||Capitulo 13

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RELATOS Y MITOS.

ALGUNOS DATOS SOBRE WHIS.

Hermano menor de Vados. Fácil de acceder con un buen platillo. Sirviente y maestro de Bills (Gato morado y flaco del séptimo universo). Delegado del séptimo universo.

—No deberíamos hacer esta clase de misiones —. Tomo el mando de la nave viendo de vez en cuando el mapa—. Es un toro mitológico ¿Les crees?

—Irico, los mitos son más reales. No bajes la guardia.

—Meerus, te lo tomas muy en serio.

—Es una misión —contesto con simpleza.

—Me parece que has vivido una situación similar, eso explica tus respuestas ensayadas.

De forma lenta aterrizaron en el laberinto. Según los planetas cercanos se sabía que el Rey Minos hizo un pacto donde se le entrego un animal. En el catálogo la traducción es un toro. El rey tenía muchos, pero ni uno tan peculiar. No lo sacrifico. A causa de ello su esposa le engaño con tan bella bestia. Su hijo un demonio de los más temibles. No tardaron en construir un laberinto donde le encerraron. Después de la muerte del príncipe y una guerra, como tributo se le ofrecían siete doncellas y otros siete jóvenes antes de convertirse en adultos, dando un total de catorce sacrificios. Hartos de las ofrendas alguien tenía que entrar y matar al monstro. Se cuenta que fue asesinado, pero solo fue un rumor haciendo que más gente intente solucionar el laberinto.

Antes de haber aterrizado, analizaron la zona: haciendo suposición de donde se podría pasar e investigar un poco y en una posible huida. El lugar se veía descuidado y protegido por la maleza en la entrada, más dentro pareciese que un jardinero se encarga de limpiar y arreglar con detalle.

—¿No son estas ruinas?. Parece a las postales del planeta Tierra que envía Jaco.

—No te fíes. Irico, no te alejes mucho —le advirtió por primera vez, fue en vano, Iriko dio la vuelta— ¡Irico!.

Corrió detrás. Cada vez lucia más limpio.

—¿Mataron al toro? —los cuernos como silueta se aproximaban.

—Si. Pero... No a su hijo.

Se lo encontraron frente a frente. Era alto y el tiempo no parecía pasar sobre él. Dio un paso largo mientras Irico asimilaba a la bestia olvidando la misión.

—Hace mucho nadie me visita.

No se veía mala persona, Meerus no le creyó por completo. La sensación le resulto familiar, pero no podía describirlo. Su compañero no se veía bien, el minotauro les invito a pasar la noche. A cambio de compañía les diría la forma de salir.

—¿Qué los trae aquí?.

—Nos disculpamos por irrumpir. Recibimos reportes de que este planeta es un problema y aquí estamos investigando —, Irico informo el propósito de la misión, mientras Meerus no le quitaba la mirada.

El monstro dedujo que el patrullero desconfiaba de él. Con una técnica de olfato llego a la conclusión de su juventud, era un joven como los que solían llegar donde él... El novato mantuvo el semblante serio sin descuidarse. Su mano siempre tocando el gatillo, listo para el ataque. No había tejado, solo las dos murallas que seguían el camino. Las estrellas que cubrían el cielo y una fogata.

Los trapos y artículos que usaba se veían peculiar. No se trataba de un tipo de cerámica, era fuerte y de composición similar a los tejidos. El agua, no sabía a las bebidas que hubiese probado antes. El sabor fue del hierro y una mezcla extraña. Invito un trozo de carne, el compañero de Meerus acepto.

—Está muy fresca.

—Ayer la conseguí —dio una gran mordida— ¿Tu amigo no comerá?.

—¿Meerus?. No, él casi nuca come.

No le convenía dejarlos tan escuálidos. Se levanto y tomo una especie de cuchará de nombre: costola. Fue curioso, incluso la forma era exacta a las costillas, que vendría siendo la traducción.

—Deberías comer algo, incluso a muchos les gustan mis cucharas.

—Gracias por la hospitalidad. Volveremos otro día —, se puso de pie buscando la forma más fácil de huir.

Se hallaban en el centro. Mas de un camino y sin saber el correcto, mil opciones a tomar. La magia termina. Un minotauro no es bueno en la batalla y si en la magia. Los más débiles son blanco fácil y más sencillo manipular sus pensamientos.

—No temas, pequeño. Veo que sabes mis habilidades y el no poder sentir tu potencial me tiene intrigado.

—Meerus, ¿De que hablan?. Este lugar es horrible—. La magia suele controlar más de un aspecto.

—Solía estar impecable. Soy un digno príncipe que cuando sus súbditos maduraron, tomo de presa. No estaban tan buenos, en cambio los jóvenes... —se besó los dedos —. Son una delicia.

—Nosotros no sabemos nada bien —, insistió Irico.

El Minotauro miro a Meerus. Levanto con calma las cosas y empezó el conteo. No les daría la ventaja, apago la fogata. Tantos años se acostumbró a la oscuridad, incluso no siempre fue malo. La maldad era todos aquellos que le agredían y trataban de monstro. No comprendía en su totalidad el idioma, aunque sabia lo suficiente para conocer y hacer pagar a los intrusos. En el laberinto se escuchó:

¨Seis, siete, ocho, nueve, diez...¨

Whis preparaba el desayuno. Dos huevos y un vaso de jugo, recomendación de Bulma. El ángel se notó serio viendo su cetro. Después del torneo subieron al antepenúltimo puesto. El kaiosahin estaba haciendo lo mejor posible su trabajo, era cuestión que el dios hiciera su parte. No cuesta tanto destruir los planetas inútiles.

Terminando el desayuno a rastras el ángel lo saco del vestíbulo hacer su deber como prometió, incluso fue él quien le pidió a Whis que hiciese esa clase de cosas si flojeaba. Viajaron hasta llegar al laberinto. El minotauro les recibió. Whis lo examino con la mirada dándole un gesto de desagrado.

—Esto es una delicia. Whis prueba.

—Señor Bills, me hubiese gustado acompañarle como siempre, si supiera de que se trata.

—Me recuerdas al patrullero arrogante.

—¿Qué es? —cuestiono Bills a lo que Whis se acercó y le susurro— ¿No te equivocas?.

—¿Cuándo le he mentido?.

Poco después el planeta fue destruido al enterarse a quien se comía el Señor Bills. Se alejaron y concluyeron por ese día, no sin antes pasar al planeta Tierra por un aperitivo.

 Se alejaron y concluyeron por ese día, no sin antes pasar al planeta Tierra por un aperitivo

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