||Capitulo 10

89 16 1
                                    

SUPER ESFERAS DEL DRAGON

Esferas del tamaño de un planeta distribuidas entre el universo seis y siete. Creadas por el dios dragón Zarama en el año cuarenta y uno del calendario divino, recibiendo una patente especial el año posterior.

A veces me aventuró en las vidas de otros y no es ser chismoso, hasta ahora no te he vigilado tanto para preocuparse. El día de hoy, trataré de mantener la boca cerrada y no hablar de más. La batalla se complicó. Hace un instante todo fue de maravilla, llevando a los placeres en la cima de la necesidad. La nave se mantenía en marcha. Disparo tras disparo que dañaban con insistencia la parte trasera.

—Maldición. Aquí Meerus a la central, tengo un 10-18.

—Aquí la central, no pudimos comprender su mensaje.

—Que tengo un 10-18.

—Listo, vamos en camino.

Cayo parte de la cubierta haciendo visible el lugar exacto del combustible. Puso el piloto automático apresurándose en apretar los botones correctos para saltar. Dio un último vistazo para encontrar un artefacto con la potencia similar a los misiles de la Tierra. La nave detono.

El sumo sacerdote se hallaba ocupado invocando su báculo. Las batallas más mortíferas eran las que el Dios Quitela llevaba a cabo. Casi acababa con un enderman que robo más de seis cubos de su casa. Detrás se acercaba un zombie, lo que no sabía era que en la sombra asechaba el más peligroso de los rivales. Nada menos que... Creo que para este momento lo estallo. Cognac fue expectante y se ahogó la burla, el báculo fue insistente.

La tarde de Té era excitante. Iru debería saberlo mejor, entro al baño y con toda calma cerró la puerta y admiro el azulejo. Incluso no es porque le haya observado, me han contado que se la pasa motivando al espejo con su sonrisa. Muy carismático. Korn como el resto recibieron el llamado del gran consejero. Golpeo con amabilidad la puerta.

—El gran sacerdote nos solicita ahora mismo.

Liquir caminaba impaciente. Ya fue momento de la invocación y el ángel pidió un poco de tiempo. Lavo sus manos, pronto salió aun sujetándose el pantalón por la insistencia de Liquir y la mala cara de Korn. De inmediato se dirigieron al palacio.

—Mis... mis disculpas por hacerlo esperar —termino de arreglarse.

—¿Todos están aquí?. Muy bien. Entonces, el rey del todo tiene un anuncio.

Los dioses están en todas partes ¿Por qué no aquí?. En la galaxia norte del séptimo universo, aun caían pedazos que no se volvieron ceniza y la lluvia de partes en llamas daban la sensación de fuegos artificiales. Meerus salto a tiempo siendo lanzado por la onda provocada al explotar. Al cerrar los ojos le vino a la mente un mal presagio. Calma, los refuerzos estaban a distancia. El traje aún conservaba oxígeno y un rasguño que lo disminuía con rapidez. Aun había comunicación. El planeta más cercano seguía siendo una estrella. En la nada y el espacio le parecía parte de su sueño. Los ángeles no sueñan, pero la justicia pide los sueños despiertos.

Sigue ahí quien le persiguió. Disparaba pequeñas municiones dando por hecho la victoria. Un último regalo, acabar con el patrullero le serviría de lección a cualquier otro que se quisiera interponer. Con lo poco que quedaba de oxígeno tomo fuerza repitiendo las mismas palabras.

—La galaxia estará segura y este cuadrante está bajo mi cuidado. No debo permitirme fallar. Maldición —, los ángeles no maldicen creí. Quise aconsejarle dejar de entrometerse en los asuntos mortales, no me haría caso. Veía la línea en rojo. Se desespero como los otros, no tenía ideas, después de todo se trataba de un niño. Aun tenía una carta. La rapidez se tomaba como habilidad. En mucho tiempo no me concentre en otra cosa más que en observarle y predecir cual sería su siguiente movimiento. Pese a la emoción, había otro asunto que tratar.

No recuerdo el ultimo combate entre dioses. Lo imagine a la escala de los mitos que dicen entre los universos. Son más extravagantes esas historias.

—Iniciemos una pelea de exhibición rápida ¿Les parece? —. Ahí la plataforma, le falta peleadores—. Bien. Entonces, mis estimados dioses de la destrucción. Ingresen a la plataforma.

Que crueldad y fácil uso del manejo de la palabra ¨exterminio¨. Al preguntar las reglas, el no dar lo mejor lo llevaría a ser aniquilado. No es nada que temer, solo dejas de existir. Admito que todos contra uno me suena a vandalismo, pero es una batalla campal, valido. Vamos universo siete, de todas formas, el desenlace nunca se supo. El sumo sacerdote les detuvo. Qué bello es tener emociones fuertes, ahora entiendo al novato. Algún día le seguiré la corriente a ver dónde llegamos.

Hablando de él, me complazco en informar que logro la victoria como les iba diciendo. Aún queda mucho que contar. Los refuerzos llegaron para la persecución que sería para la otra, nunca se deja un compañero atrás. Lo subieron a la nave y quitaron el casco.

—¿Te encuentras bien?.

—Eso creo. Aun que esos sujetos... Salieron de la nada.

—Los perseguimos la semana pasada, creo que son parte del ejército de Freezer.

—Él está muerto. No te preocupes, Meerus. Puedes ser de los mejores, aunque deberías tomar un descanso.

Cambio su atuendo por uno nuevo. Antes de irse fue a preguntar para cuándo estaría su equipo cosa que le contestaron que en cuarenta horas. Cinco tikks y cien takks, eso dijo el sacerdote. No tardo en salir a la luz el plan de Champa.

—Al igual que la batalla entre el universo seis y siete, el ganador general recibirá las super esferas del dragón. Así que adelante y trabajen para que su deseo se cumpla —. Se dirigió en especial a un dios— ¿Así que está todo bien, señor Champa?. Por favor, danos las tres que ya ha recogido. Nosotros nos ocuparemos de las restantes.

—Es... está bien.

Una leve discusión de hermanos felinos y la interrupción oportuna. La mayor sorpresa de todos fue saber que eliminaría a los universos perdedores. ¿Cómo se atreve? no puedo hacer nada contra eso, así que me resigno. No todo es con malos propósitos, ninguno de nosotros juzgar el bien o mal, solo el balance universal.

En buena hora, como todo un buen padre y no se las costumbres mortales el deber es eliminar lo no esencial y claro que los ángeles lo son. Al terminar la Reunión quedaban treinta y nueve horas.

Mas tarde Meerus recibió el llamado del sacerdote.

Gran sacerdote 16:07, horario galáctico.

Cuanto tiempo. Informó que el tiempo de salida del universo: treinta y siete horas mortales. Si desean permanecer en la destrucción, pueden aprender a diferenciar los colores de la ceniza y la nada. 

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
NovatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora