Estrellas

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—Quiero llevarte a otro lado— dijo cuando estaba por terminar mi último trozo de postre.

—¿A dónde?— cuestioné mirando la hora en un reloj de pared, habían pasado dos horas, tan rápido.

Habíamos estado hablando de la antigua sesión, y el enorme perro que a John se le había ocurrido llevar.
Pregunté por su postura serena de ese momento. Como había mantenido la concentración y calma. Yo me distraía fácilmente, afectando aveces mi trabajo. John había sido el único que me dió la oportunidad de demostrar que podía en la difícil industria de la moda.
David me dió una respuesta simple: confianza en si mismo.

—Prefiero mantenerlo como una sorpresa— sonrió. Yo dudé un poco. Y luego Paul llegó a mi cabeza, como si de mi consciencia se tratase y ese lema suyo de aprovechar los momentos y tomar decisiones.

Así pues le acepté la invitación a Bowie. Mirando por última vez la estatua de Venus. Y después de una pequeña discusión por decidir quién pagaba la cuenta, bajamos las escaleras hacia su auto. Me abrió la puerta del copiloto, siendo tan atento. Condujo en silencio unos momentos, hasta que me impacienté pero no dijo ni una sola palabra del lugar hacia donde nos dirigiamos.

—¿Cuando empezó a ser modelo?— dije para matar el silencio, mirando los edificios, abriéndonos paso hacia una avenida concurrida, el tráfico era casi abrumador

—Hace seis años, con Marie apenas hace dos, he conseguido mejores ofertas con ella—

—Ohh, ¿viaja mucho por eso?—

—¿Cómo?— me miró de reojo

—Recuerdo que mencionaste algo en Paris, de los lugares que visitaste—

—Bueno, aveces, depende del proyecto, tal vez cada tres meses— los autos avanzaron y giró hacia las calles, el centro de la cuidad, donde las plazas, parques y restaurantes aparecían poco a poco. Tiendas de grandes aparadores, gente con bolsos de aquí a allá. —Pero mejor cuentame algo tuyo—

—¿Como qué?—

—Como ¿desde cuando aprendiste a hablar el francés?—

—Clases extra, ¿le sorprendió mi acento en Paris?—

—Me sorprendió que respondieras en francés y no en inglés, ¿pensabas deshacerte de mi?—

—Tal vez— le sonreí. Él estacionó el auto, frente una galería de arte de paredes blancas. Miré la puerta y los horarios escritos en una placa dorada —Está cerrado—

—No para nosotros— dijo. Salí del auto mientras él colocaba los seguros. Esperé hasta que empezó a caminar hacia la entrada, yo le seguí a prisa, la puerta se abrió a escasos pasos de llegar a ella. Una mujer pelirroja sonrió ampliamente. —Lucille—

—David, que gusto verte— besó su mejilla

—Te presento a ________—

—Hola— dije, haciendo un saludo con mi mano derecha, ella se acercó y besó mi mejilla también

—Es un placer, por favor pasen— cerró la puerta tras nosotros. Pensé que sería pequeño, pero era mucho más espacioso de lo que lucía desde fuera. Era un salón circular de paredes blancas, con un tragaluz enmedio del techo, y el piso de mosaico azul, como el cielo. En las paredes colgaban distintos lienzos, cada pintura representando a un planeta. —El estreno de la exposición será en algunas horas, así que disculpen si todavía no está ordenado—

—Nos permitiste ser los primeros en verlo, no te preocupes— decía mientras yo paseaba observando los cuadros. Deteniéndome frente a Marte, había tantos tonos de tojo y plata que parecía que el planeta estaba en fuego.

As The World Falls Down Donde viven las historias. Descúbrelo ahora