El amor es una mierda.
Es una mierda cuando en vez de liberarte y hacerte sentir todas esas cursilerías de las que todos hablan; te encierra en una celda fría, sola, oscura y con un agobio que te consume viva. Se convierte en una carga, en un peso que a veces no te deja hacer otra cosa más que sentirte una porquería.
Hoy subiste una foto con una chica súper guapa. Estaban paseando por las calles de la ciudad, felices. Y en lugar de sentirme mal por eso, me sentí peor por mí misma. Me odié por no ser tan linda, por no lograr que te fijes en mí, por ser tan insuficiente y poca cosa. Esas películas famosas juveniles que miré en mi infancia me hicieron crecer con la idea que la belleza de una mujer lo era todo. Todas las niñas eran princesas, eran bellas, eran heterosexuales, eran educadas, eran perfectas. Yo debía ser una princesa. Era necesario.
Pues no soy perfecta.
Ni una jodida princesa.
Estaba lejos de serlo.
Siendo una niña no me daba cuenta de la crudeza de la realidad, en ese entonces, para mis ojos sí que era una princesa, pasé mucho tiempo viviendo en esa ilusión. Era una linda y risueña princesa con un montón de maravillas esperándome al día de mañana...
Y así como creces y te das cuenta de que Santa Claus no existe, y tampoco hay monstruos bajo tu cama, la realidad fue un golpe muy duro. Me sentía insuficiente, fea, detestable, incompleta; siendo una adolescente deseé morir. Y sin darme cuenta lo estaba haciendo. Atormentarme de esa manera me estaba matando poco a poco. Primero murieron mis ánimos, mis ilusiones, mi autoestima, mi alegría. Me convertí en una persona hostil, vacía y solitaria.
"Tú no eras así".
"Tan joven y tan amargada".
"¿Por qué no puedes sólo quitar tu cara de culo por una vez en la vida?".
"Ojalá tuvieras razones para estar así".
Crecer con una madre tan machista y mezquina me había perjudicado de múltiples formas. Y claramente no mejoraba en nada el resentimiento con el que ya cargaba contra mí misma.
Todo el mundo dice que el físico es lo de menos, que la belleza es pasajera y nuestro interior es lo que cuenta. Pero veo a las chicas de mi edad tan bellas y con toda la atención del mundo, que mi entera existencia parece una burla.
La única persona que realmente me había hecho sentir no tan mal llevaba muerta dos años. Perderla marcó mi vida por completo. En su ausencia, comprendí de la peor manera que mi día a día dependía de su sonrisa, de su salud, de su alegría tan contagiosa, de sus consejos y sus regaños. Ella era la única luz que me iluminaba entre toda mi oscuridad. Éramos tan distintas y similares a la vez.
Y ahora estoy aquí, bajo el roble de nuestro patio donde fue la última vez que la miré con vida. Admito que tú me recuerdas a ella. Estoy segura de que si se hubieran conocido le habrías encantado. Tienes su misma aura radical y acogedora con la que enamoraba a quienes la conocían. En tus ojos llevas adherida su esencia, eso que los hace tan únicos.
Mi hermana murió hace dos años. Y la extraño, extraño tener un hombro en el cual recostarme al final del día, extraño ir a su cama a media noche cuando no podía dormir y que me dejara quedarme con ella, extraño escucharla decir lo guapo que le parecía nuestro vecino de toda la vida, extraño sentirme amada.
-Cosette.
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Cartas al viento © [COMPLETA✔]
Teen Fiction"Querido crush: Escribo esto para que sepas que te quiero, pero si lo estás leyendo en este momento, significa que ya dejé de hacerlo". ⚠ ADVERTENCIA: Demasiado triste para personas de baja autoestima, cansadas y la mente hecha mierda como yo. Léase...