32. Mentira, todo mentira.

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Me cago en la ostia. ¡Ella seguía allí discutiendo con Felipe!

¿Es que esa tipeja no se cansa? ¿No se da cuenta de que aquí no la quieren? Juro que si no fuera porque está aquí mi padre iría yo y la echaba a collejas.

Un momento, ¡esta aquí mi padre!

Lo miré alarmada. Él la había visto. Mierda. ¡La había visto!

Creo que estaba a punto de darme un ataque epiléptico.

Mi padre estaba ahí parado mirando a mi madre totalmente en shock. Después de un rato mi madre se dio cuenta de la presencia de mi padre y le miró también.

-Papá...-lo llamé.

Entonces él dirigió su mirada a mí.

-¿Tú lo sabías?-preguntó. Yo asentí con la cabeza gacha.-¿Y por qué no me lo digiste?

Se veía calmado. Me imaginaba que en este momento él estaría gritando y diciendo chominadas. Pero no, estaba más tranquilo que nunca.

Ok. Esto era muy raro.

-Bueno... Yo...

-Cariño, no hace falta que cuides de mí. Aquello ya pasó, ahora estoy con Linsey, ya he olvidado por completo a Carmen.-si, Carmen era el nombre de mi madre.

Yo bajé la cabeza. No me apetecía lo más mínimo hablar de este tema con mi padre. No con él.

Vi a mi padre caminar hasta la puerta. Le dijo algo a Felipe y éste se fue, dejando a mis padres solos.

Ellos empezaron a hablar y a hacer gestos raros con las manos.

Mientras tanto yo estaba parada en mitad de la entrada mirándolos fijamente y haciendo muecas mientras intentaba descifrar de qué hablaban.

Joder, no me enteraba de nada.

-¿Qué ocurre?-preguntó la voz de Linsey a mis espaldas, pero yo solo me limité a ignorarla e intentar leer los labios de papá.

Ella siguió mi mirada y se encontró con ellos.

-Oh dios mio, ¿ella es Carmen?-preguntó de nuevo. Yo asentí sin quitarles la mirada de e encima.-¿Qué hace aquí?-yo me encogí de hombros.

Las dos nos quedamos como retrasadas mirando a mis padres hablar.

-Quiero que se valla.-gruñí.

-Y yo, y yo...-dijo ella entre dientes.

Y creo que por primera vez en lo que llevo de vida, Linsey y yo teníamos la misma opinión.

Después de un rato mi padre entró al edificio junto a mi madre.

Yo frunci el ceño y aceleré mi paso hasta ellos.

-¿¡Qué hace ella aquí!?¿¡Por qué no la echas!? ¡Que se valla!-exclamé mirando a mi padre. Estaba muy furiosa. Enserio, muchísimo. Nunca he sentido más rabia en mi vida. ¿¡Cómo se atrevía!?

-Ricky, se quedará aquí el resto del verano.-me contestó con toda normalidad.

Mi cara era un poema.

-¿Perdona? ¿He entendido bien?-él solo asintió.

¿¡Pero ha este tío qué mierda le pasaba!?

Esa fresca solo venia porque nos había visto en la tele y quería ganar fama ella también. No es lista ni nada.

-O se va ella. O me voy yo.-dije fríamente.

-Ricky, no la voy ha echar.-contestó él.

-Pues adiós.

-¿Y dónde piensas ir, eh?

-Pues a casa de Calum.- ¿qué?

-¿A casa de Calum? Pero si solo lo conoces de un día.-habló odvio.

Mierda. Odio cuando tiene razón.

-Ya, ¿y qué? Somos muy amigos.- en realidad no.-Hablamos mucho por whatsapp, todos los días, somos super amigos.- mentira, todo mentira.

Él solo frunció el ceño.

-¿Y bien? ¿La vas ha echar a ella, o a mi?-pregunté.

-No la voy a echar.

-Tiene que ser una broma... ¿¡la prefieres a ella antes que a mi!?-exclamé. Él solo se calló.-Osea que sí. Vaya, sabía que tenia una madre horrible, pero no sabia que también un padre.-dije y me dirigí a la puerta.

No lo podía creer. Esto tenía que ser una broma. ¡Que salgan ya las cámaras ocultas, joder!

-¡Ricky, ni se te ocurra dar un paso más!-gritó mi padre. Yo levanté mi mano enseñandole el dedo medio.

-¡Que te jodan!-grité.

-¡Ricky! ¡Que vengas! ¡Ya!-volvió a gritar, pero yo lo ignoré, salí corriendo hasta que supe seguro que no me perseguía.

No lo podía creer. Esto no tenia sentido. ¡No tenia sentido! Alomejor ese no era ni padre, alomejor era un clon villano de él que pretendía alejarnos, ¿no? O... O mi madre le había amenazado, o tal vez esté drogado... Buf... Ricky, deja ya de decir tonterías.

No entiendo nada. ¿Por qué? Mi padre la odiaba, yo la odiaba, todos la odiabamos, y ahora él, ¿la trata como si nada nunca hubiera pasado?

Dios, estaba enfadada. Tenia ganas de pegar a alguien, de verdad, como se me cruzara algún inbecil por la calle le pegaba una paliza.

Hay momentos en los que en vez de sentirme triste y tener la necesidad de llorar, simplemente me cabreo y tengo ganas de matar a alguien.

Y este era uno de esos momentos.

Decidí ir al burguer de mi primera cita con Dani. En este mes habíamos ido varias veces, era un lugar tranquilo, acogedor.

-Hola Henry.-saludé al camarero, al que ya conocía.-¿Me pones una cocacola, por favor?-él hombre asintió y me dió una, la pagué y me senté en una mesa a la esquina.

Ahora mismo lo que tenia era sueño, mucho sueño.

Tanto que me dormí.

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Synchronize Lips. [Gemeliers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora