XIV

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Y las palabras se me apartan, me vacían las entrañas...

Batalla de Hogwarts.
2 de mayo, 1998

Una nueva explosión se oyó dentro del castillo, y esta fue tan fuerte y tan próxima, que unas grietas enormes aparecieron en una de las paredes del pasillo, junto a un leve desprendimiento de rocas algo lejos de Draco y Hermione.

La castaña lo sabía. No quedaba mucho tiempo antes de que alguien volviese a aparecer por allí o un nuevo derrumbamiento se produjese en aquella planta. De hecho no tenían tiempo, podía ocurrir en cualquier momento.

Pero separarse de Draco, era algo que Hermione no concebía. No después de haber pasado los tormentos que vivió para volver a verle. Esos diez meses habían sido un completo infierno. Había perdido a sus padres y a Draco, y se negaba a pasar por algo parecido de nuevo. Fueron diez meses de pura incertidumbre, nerviosismo y miedo. Echó una mirada a Draco, y observó como sus ojos se habían abierto levemente. Seguía ahí con ella. Hermione suspiró aliviada.

— Oye, aguanta un poco más, ¿vale? -le animó Hermione- creo que con un Levicorpus podré llevarte hacia algún lugar seguro. La enfermería no está muy lejos.

— Siempre...tan mandona -comentó Draco con una sonrisa triste- lo había echado de menos.

— Y tú siempre tan idiota -bromeó ella.

— Si te vas ya podrás es...escapar -dijo Draco con algo de dificultad.

— Estás demente si crees que voy a dejarte aquí tirado -dijo la Gryffindor apartando un mechón de la frente de Draco.

— Por ti tal vez-le contestó el rubio, diciendo nada más que la pura verdad.

Hermione se quedó callada al instante. Había echado tanto de menos escucharle decir piropos como aquel...

Todavía recordaba lo mucho que se sonrojaba cuando le decía cosas como "Enfadada eres más sexy", "Apuesto a que no eres más increíble porque no quieres" o sobre todo "Eres tan lista como lo eres de atractiva, realmente digno de estudio".

O el favorito de Draco: "insufriblemente perfecta".

A veces se encontraba a ella misma recordando momentos como ese, y se preguntaba cuanto tiempo habría estado en aquel estado hipnótico. Porque fácilmente podían pasar horas.

— Hermione... -habló de pronto Draco- lo que pasó en Malfoy Manor...yo...

— Lo entiendo, Draco -le cortó la Gryffindor- aquello era imposible, hubiéramos hecho algo y estaríamos muerto.

— ¿Sabes lo difícil que fue tenerte entre mis brazos y no poder hacer nada, después de tanto tiempo? -se lamentó la serpiente.

Finjo que no sé, y que no has sabido...

25 de marzo, 1998
19:35 pm.

Enseguida lo notó.

Estaba bajando las escaleras al infierno.

Un calor abrasador recorrió todo el cuerpo de Draco, a medida que bajaba cada escalón. Estaba sudoroso y mareado. No entendía nada.

¿Qué hacía ella aquí?

Aquello no era posible.

Se debían de haber equivocado, porque aquello no podía ser. Hermione no debía estar aquí, la habían confundido con otra.

Sin embargo, cuando bajó el último escalón y entró en el salón, con el corazón en un puño, Draco Malfoy alzó la mirada, y se encontró con una imagen muy peculiar.

Con Las Ganas - DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora