XV

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Finjo que no me gusta estar contigo...

25 de marzo, 1998
19:50 pm

Cogió la mano de Hermione y la entrelazó con la suya. Observó el anillo de los Malfoy que él le había regalado tiempo atrás, en días mejores. Sonrió levemente al verlo. A pesar de todo, una parte de él siempre estuvo con ella.

— Lo siento mucho. Todo. -pronunció Draco en un susurro casi ininteligible que solo ella pudo oír.

En aquel instante, recordó todos y cada uno de los momentos que conducieron a Hermione hacia donde se encontraba. Todos esos momentos en los que nunca sería lo suficiente bueno para compensar todos los males que le había provocado.

Cuando dejó pasar a los mortífagos. La muerte de Dumbledore. Como no hizo nada para evitarlo. Abandonar Hogwarts cuando la batalla se inició y no luchar a su lado. Abandonarla en la guerra. No ayudarle a escapar en estos precisos instantes.

La había fallado de mil maneras distintas, y por su culpa había acabado aquí, de esa manera. La había arrastrado a su mierda de vida y ahora estaba pagando las consecuencias.

Realmente era egoísta, había estado prácticamente toda su vida enamorado de la chica tal vez más prohibida de todas, y aun así ella, consciente de lo que significaba, le había abierto los brazos en todos los aspectos. Le había salvado de uno de los peores momentos de su vida, sin saber que se estaba condenando ella misma a vivir un infierno. Y ahora era demasiado tarde para arreglarlo.

Lo sabía, era consciente. Que ni en cien vidas podría llegar siquiera a merecerse a Hermione Granger.

— Lo sé -susurró ella.

El tono de compasión en ella le sorprendió.

— Yo nunca...

— Lo sé -volvió a decir la Gryffindor- Te quiero.

Hermione tragó saliva, miró hacia las demás personas que había en el salón. Lucius Malfoy alternaba nerviosamente su mirada entre el pasillo que conducía al sótano y ella, como si pensara que iba a atacar a su hijo para tratar de escapar. Nada más lejos de la realidad.

De pronto, un fuerte estruendo provino de las escaleras que conducían al sótano, provocando que todos los presentes dirigieran sus miradas hacia el largo pasillo.

Algo había pasado.

No sabía el que, pero el miedo la invadió de pronto, más de lo que ya sentía.

¿Y si Bellatrix estaba torturando a Harry y Ron? ¿Y si su paciencia se había agotado y pretendía acabar con ellos ahora mismo, sin ella poder hacer nada? Todo podía cambiar de un momento a otro, y Hermione trató de mantenerse alerta.

— Ve a ver qué pasa -le dijo Lucius a uno de los mortífagos que estaban allí.

Este asintió, y justo después de oír un nuevo estruendo, se apresuró a adentrarse en el pasillo oscuro.

Un nuevo estruendo se oyó, y otro. Y esta vez no se detuvo. Parecía que se estaba librando una batalla en el sótano. Los rayos de los hechizos resonaban en la lejanía, y los gritos de Bellatrix eran estridentes.

— ¿Qué está pasando? -exclamó uno de los mortífagos junto a Lucius.

Lucius observó a Narcisa y después a su hijo, y dirigió su mirada al pasillo que conducía al sótano:

— Dolohov -señaló al mortífago que había hablado- ven conmigo. Avery, quédate junto a Narcisa por si sucede algo en el salón -concluyó mientras dirigía la mirada sospechosamente a Hermione.

Con Las Ganas - DramioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora