Capítulo 5

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Me siento en mi mundo platónico mientras transcurren las clases, mi cabeza es como una veleta impulsada por una fuerte ventisca. Es primera vez que tengo un sueño así, de este tipo, no sé si era sensual, provocador, de miedo o de preocupación. 

Según Freud los sueños sirven para comunicar todo aquello que la mente consciente no puede aceptar. Deseos inconscientes que no se quieren reconocer y que por este motivo aparecen en los sueños representados de forma simbólica. Es decir, los sueños son la vía de expresión de deseos reprimidos que tiene la persona.

Me asusta pensar lo que puedo estar reprimiendo, todo esto es nuevo, no logro comprender de qué van y a dónde me quieren llevar, pero temo las consecuencias que puedan tener.

Sin notarlo estamos ya a punto de comenzar el último turno del día. Toca Literatura, para hablar de Romeo y Julieta, <<como si ya no hubiese tenido suficiente por un día de Romeo y quien no lo es>>, pienso mientras veo a la maestra Sandra entrar, nos saluda, pregunta cómo llevamos la lectura, como me agrada el tema participo en la clase y es primera vez en el día que estoy presente en la realidad. 

Opino gustosa sobre todo lo que he leído, paso mis apuntes a mi equipo y entre los 4 leemos los diálogos interpretando a cada personaje. Es muy divertido, sobre todo la parte en que Kevin y Josué interpretan, todos reímos con sus actuaciones y melodramas.

La maestra celebra nuestro equipo y veo que Zuce se pone muy alegre, estar en buenas con los maestros le gusta y pone una sonrisa que será difícil de borrar al Sandra tomarnos de ejemplo a seguir en las clases, <<si ella supiera cómo somos en los otros turnos, no pensaría lo mismo>>, pero disfruto el momento porque nos deja retirarnos librando a mi equipo de la prueba que va a realizar, ya tenemos nuestros puntos más que ganados y merecidos. Todos nos observan, sus miradas dicen a gritos que desean estar en nuestra posición, <<si leyeran lo que les orientan no tendrían que hacer examen sorpresa>>, me mofo, pero en mi mente, sé que no es correcto ni me gusta burlarme del pesar de nadie. 

– Ustedes 4 son los únicos que han aprovechado el tiempo de lectura como es debido, tienen la puntuación máxima del examen. Pueden retirarse del aula.

Dicho y hecho, tomamos nuestras pertenencias y nos retiramos de la clase a la velocidad de la luz, antes de que cambie de opinión.

Partimos hacia las gradas a disfrutar de nuestro tiempo libre. Seguimos bromeando con el tema de Romeo y Julieta, imitando otra vez a los personajes, pero de forma más jocosa ahora, diálogos más atrevidos y fuera de contexto, reímos y reímos, hasta sentir dolor en la cara y en el abdomen.

Veo a Raúl acercándose por el área de vóley, pongo sobre aviso a Zuce para que no cuente nada del incidente de la mañana.

– Desde el área se escucha el alboroto y la diversión que tienen ustedes. – dice mientras me da un beso en la frente y un abrazo.

– Hacemos de Romeo y Julieta, en su versión más moderna – lo abrazo aún más.

– No sabía qué les iba a gustar la clase de literatura.

– Ni nosotros. Irina fue la que transformó la clase en pura diversión, al pedirnos leer los diálogos que tenía marcados, nos salvó de un examen sorpresa, y para completar nos soltaron antes, así que seguimos celebrando aquí. – le respondió Kevin a mi hermano mientras me apretaban como peluche entre los tres.

– Resulta que tu hermana fue la única que se dedicó a leer ayer, todos estaban como pescado fuera del agua en el aula, incluidos nosotros, pero después de que habló sobre todo lo que sabía nos instó a realizar las interpretaciones, gracias a esto, para la maestra fue trabajo de equipo, cuando en realidad fue trabajo de Irina, nos salvó. – le cuenta Zuce.

– Ya no sean exagerados, no es para tanto, ya les tocará a ustedes hacer mis tareas, y serán muchas créanme – río y doy por terminados los elogios. – Kevin, Josué voy a cambiarme de ropa para correr, ¿me acompañan? 

Se miran uno al otro y se encogen de hombros – Dale te acompañamos, te lo ganaste. 

Nos reímos todos. Nos marchamos los tres, sé que Zuce no corre y aprovecho para dejarla con mi hermano. Me cambio rápido de ropa, al bajar ya me esperan, dejo el reproductor de música, no lo voy a necesitar si corremos juntos. 

Calentamos en la pista, estiramos los músculos y arrancamos. Vuelta tras vuelta voy perdiendo la tensión del día, mis pulmones queman, arden mis pantorrillas, mi cara está caliente, era todo lo que necesitaba. Kevin aprovecha para decir siempre algo para causarnos gracia, y terminamos agotados. 

Tirados en la hierba recuperamos el aliento, hablamos sin sentido, reímos por todo, mis ojos van hasta los chicos que juegan fútbol, noto que Dimitri no está entre ellos, involuntariamente lo estaba buscando y me alegré al ver que no jugaba con ellos, seguí relajada un rato más, sólo reímos por todo y de nada. 

Agradecí a los chicos por acompañarme, a lo mejor los embullo para hacerlo todos los días conmigo, son buenos corriendo y me ayudan a mantener el ritmo.

.... 

Zuce aún no llega, <<debe estar muy buena la plática con Raúl, al parecer hice bien al llevarme al dúo dinámico a correr, me voy a duchar así da tiempo que regrese y me ponga al tanto de todo>>. 

Cuando regresa se ducha rápido y la obligo a que me cuente todo. 

– Tu hermano es un sol, hablamos largo y tendido, él habla, yo hablo, y así pasamos el rato, él sabe que me gusta y yo sé que le gusto.... – guardó silencio, <<mmm, no sé por qué, pero presiento que me va a contar algo más emocionante que sólo talk-talk entre ellos>> espero con impaciencia, noto que se pone roja, hasta que retoma el habla – Tomó mis manos, miró mis ojos, no hizo falta más palabras, era ése momento, nada que decir, ahí nos quedamos, su energía atrajo a la mía y.... – se detiene. 

– No te pongas roja y termina, ¿y? Termina la idea. 

–.... Me besó. Nos besamos. 

– ¿Qué? ¿No? Mira no grito de la alegría y la emoción para que no pases vergüenzas, pero que conste que es lo que estoy haciendo justo ahora en mi cabeza. Así que no pares ahora y cuéntame todo, todito, todo.  

– Me encantó. Sus labios, suaves, carnosos, dulces, me besaron con delicadeza, con dulzura, ¿con pasión?  Mi corazón latía tan fuerte que me daba vergüenza que lo escuchara. Me dijo que yo le gustaba mucho, que deseaba ser mi novio. 

– ¿Entonces? ¿es oficial? ¿Qué le dijiste? ¿Le diste respuesta? ¿Ya son novios? 

– Para Irina, déjame hablar. No le dije nada, no pude darle respuesta. Le pedí tiempo. Debo pensar, tengo que pensar en mi padre. Tengo que contarle a tu hermano mi situación. No podía decir que sí y ya. Aunque sea lo que más deseo. 

– ¿Cómo se lo tomó? ¿Cómo quedó? 

– Confundido. Quería que le explicara todo para poder entenderme, ayudar, se nota que son hermanos, pero al final comprendió que necesito encontrar la forma de poder expresar todo lo que pasa, le prometí darle una explicación y una respuesta. 

–Entiendo – es lo único que le digo, no puedo decir más, las dos callamos. 

Adelantamos nuestra lectura colectiva en la noche, no queremos sufrir una prueba sorpresa, tomamos apuntes y los debatimos, aunque siempre aprovechamos para añadir nuestro toque de humor a la obra.

IrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora