Capítulo 8

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<<Lo último que necesito en el día es el regaño de Raúl>>, pienso mientras lo veo que se encamina hacia donde estoy, buena jornada que voy a llevar, la cara de pocos amigos que trae me dan deseos de decir << ¡Tierra, trágame!>>, pero siendo realista, me toca aguantar la perorata que me va a soltar en cuanto llegue a donde estoy, camino a mí fue interceptado por uno de los chicos del equipo, pero él no ha quitado sus ojos de los míos para que ni se me ocurra moverme, << ¡Fuerzas sobrenaturales, es el momento de ayudarme!>>, total, tanto lio y no he asaltado un banco ni le he hecho daño a nadie, ufff ya llega, empezamos.

– Espero que al menos te imagines el nivel de disgusto y decepción que tengo de ti, la pobre de Zuce era un manojo de nervios, cuando se cansó de buscarte, tuvo que recurrir a mí, no sabía cómo decirme que habías desaparecido, sin decir a donde ibas, saltándote todas las clases, mintió por ti para que no te regañaran los profesores, y yo, yo……, pensé lo peor, no estás en la casa, estas muy lejos, no conoces a nadie en este fin del mundo y la única protección que tienes son estas cuatro paredes, ¿sabes todas las preguntas que me hice al no encontrarte por ninguna parte? Estoy muy bravo contigo. Por suerte unos chicos los vieron a los tres salir, lo único que me dio consuelo fue que andabas con esos dos tontos y que al menos estarías cuidada. 

– Mano, no es para tanto, ¿tú nunca has salido de la escuela para divertirte? Venga ya. No seas así, solo salimos y pasamos un rato divertido, sin hacer nada malo ni dañar a nadie, no exageres, tú y Zuce están extrapolando toda la situación. Si no se enteraron ninguno de los dos es porque sabía cómo era su reacción, tan correctos e inmaculados, te amo, pero cuando te pones así, me dan ganas de…, de…, mira, mejor me callo, no te va a gustar lo que estoy pensando y no quiero decirte algo de lo que me pueda arrepentir, tengo que ir a estudiar, no soy tan descabezada como puedes creer, tengo responsabilidades que cumplir, apuntes que tomar y leer más de Romeo y Julieta, au revoir chérie. – le planto un beso en su mejilla y me marcho antes de que recargue con más. 

El pobre, que preocupación ha cogido por gusto, serán exagerados los dos, aunque tengo que agradecer ahora a Zuce por cubrirme con los profesores, seguro que ya está reunida con los chicos, ahí hablo con ella.

…………..

Que bien, están todos aquí.

– Gracias por cubrirme, eres la mejor, no tenías que hacerlo, te podrías haber metido en problemas por eso. Si me prometes no interferir, para la próxima te aviso que voy a salir, ¿está bien? – le digo colgada a su cuello, del tiro se suelta con la pregunta que le hice, quita la sonrisa y me mira.

– ¿Ah, piensas repetir? – me regaña.

Aquí vamos otra vez – Si, pienso repetir, y no me lo van a impedir, así que por favor vamos a cambiar de tema que debemos aprovechar el tiempo.

Me miró con caras de pocos amigos, pero si algo ha aprendido en el corto tiempo que llevamos de amistad, es que cuando digo azul, aunque me arranquen la lengua no cambiaría de opinión. Opta por cambiar de tema, suaviza su semblante y empieza a ponernos al día con todo lo que nos hemos perdido, podía no hacerlo, pero ella es buena y sabe que sin su ayuda para las próximas clases estaremos en problemas. Kevin y Josué no quieren ni opinar para que el problemón no se voltee para ellos, solo me miran y sonríen, sé que están pensando en lo bien que lo pasamos en la cascada, yo no logro sacar esa imagen de mi cabeza, definitivamente tendré sueños muy bonitos cuando me duerma, les sonrío en respuesta y prestamos completa atención a Zuce, lo menos que podemos hacer porque nos dedique su tiempo cuando no lo merecemos. 

Luego de ponernos rápidamente al día con las clases que perdimos, nos ponemos a leer Romeo y Julieta, a pesar de no estar acostumbrados a leer en forma de soneto, lo disfrutamos, es una historia muy bella, con amor puro y real.

IrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora