Capítulo 11

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Destrozada y sin sentido de la realidad logro llegar a la cascada, me desmorono cuando las fuerzas que me han traído en modo piloto automático me abandonan. Las lágrimas brotan de mis ojos sin reparo, sin medida, aquí nadie puede verme. Entiendo lo autodestructiva que puede ser esta conducta, pero sino me desahogo voy a explotar, solo deseo llorar y llorar, sin pensar que es lo que me acaba de pasar.

Mientras mis ojos quedan secos e hinchados de tanto llorar, siguen las interrogantes en mi mente, tantas dudas, tanto resentimiento, tanto dolor, y no tengo la menor idea de cómo procesar todo lo que estoy sintiendo y pensando, creo que voy a enloquecer.

<< Debí escuchar los consejos de mi hermano, no estaría ahora en este aprieto ¿Pensé que le importaba? ¿Pensé que era importante para él? ¿Pensé que no quería jugar conmigo? Soy una ingenua, una tonta ¿Cómo pude creer que era alguien especial para él? Eso pasa cuando tienes por referente las novelas y todas esas cursilerías que ves, eso solo pasa en las fábulas que tanto amas, la realidad es muy diferente, nada es color de rosa como te gusta pensar Irina, bienvenida al decepcionante mundo del amor, o, mejor dicho, del desamor. Creo que ahora solo me queda…, superarlo>>.

En lo que naufrago en el mar de mis pensamientos, desconectada de todo, siento que ponen una mano en mi hombro con mucha delicadeza, al alzar la mirada veo a mi buen amigo Kevin. Su cara es de preocupación, me sorprende que anda solo y por mi cara de desconcierto deduce que no comprendo que hace aquí.

– ¿Estás bien? ¿Me alarmé cuando te vi salir corriendo por el sendero? Verte en ese estado, no es lo normal, estabas irreconocible, nos pasaste por el lado y ni caíste en cuenta cuando te llamamos. Tuve que dar mil vueltas y explicaciones para poder venir sin que Josué me acompañara ¿Puedes decirme qué sucedió? Puedes confiar en mí.

No pude decirle nada, las palabras no salían de mi boca, pero sí mis lágrimas, logré ponerme de pie con su ayuda y con fuerza lo abracé, hundí mi rostro contra su pecho y ahí encontré refugio para poder llorar desconsoladamente. Sus brazos me abrazaban, como si intentara pegar todos mis pedazos con la fuerza de su cariño, sin siquiera comprender que me estaba sucediendo, que era lo que me atormentaba.

– ¡Jugó conmigo! ¡Todo fue una mentira! ¡Me engañó, me embaucó! ¡Caí en su juego como una estúpida! ¡Soy una ilusa!

– Shhhh calma, no te castigues así. ¿Quién te hizo algo? Explícame lo sucedido para poder ayudarte. Ven, vamos a sentarnos. – me dice calmadamente.

– Él me utilizó, me hizo creer que me quería, que había cambiado y ya no hacia las maldades de siempre, que le importaba, y me acabo de enterar que…, ella me dijo que…, ellos son…, son pareja. – a duras penas logro articular palabra entre el llanto y el nudo en la garganta.

– ¿Quién es él? ¿Estabas con alguien? ¿Quién es ella?

– Me veía a escondidas con Dimitri, para que mi hermano no se enojara y nunca puso objeción por esto. Ya me había advertido que no era bueno, que me alejara todo lo posible de él, que no me convenía, pero yo como la tonta que soy, me hice la sorda y quise seguir a mis estúpidos sentimientos. Recién me enteré de que tiene pareja en la escuela, y me puse al corriente de la peor forma, como si yo fuera una zorra, por boca de su pareja, ¿te puedes imaginar cómo me sentí? No puedo ni explicarte todo lo que sentí en ese momento, cuando Sandra, nuestra maestra, me dijo con toda la chulería del mundo que me alejara de él que era su pareja. La vergüenza que viví, creo que en mi vida la volveré a sentir. Salí corriendo despavorida de ahí, por eso, si te pasé por el lado ni lo reparé.

Kevin me mira sin poder decir nada, organiza toda la información que le di. Finalmente, al romper el hielo, me vuelve a abrazar con firmeza, mientras acaricia mi cabello como buscando qué poder decirme en una situación como esta.

IrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora