Capítulo 9

10.4K 647 125
                                    


Camila's POV

Seattle era aburrido, no había mucho por hacer ni amigos con los que salir, lo único bueno era que podía ver a Sofi y a mi madre. Estaba sentada en el sofá del penthouse en el que vivía mi madre, veía la televisión mientras moría de aburrimiento, tampoco podía llamar o hablar con Lauren porque no tenía teléfono, ni redes sociales, lo cual era raro pero no le prestaba demasiada atención porque a distancia se notaba que Lauren era reservada. Me preguntaba qué estaría haciendo, si seguía triste como todos estos días o había logrado mejorar sus ánimos, sobre todo me preguntaba si pensaba en mí, si pensaba en aquel beso que nos habíamos dado ayer en la tarde y si quería repetirlo, porque en lo personal, quería muchos besos más de ese tipo, y entonces comencé a darme cuenta que me empezaba a gustar Lauren, mejor dicho, que me gustaba hacía tiempo pero no lo había notado, que quería incluso estar con ella, pero el problema era que no sabía si ella sentía lo mismo.

Cayó la noche y tuve que alistarme. Me puse un vestido ceñido color rojo con un escote que hacía ver mis pechos más grandes porque no era afortunada en ello, mi trasero — que si era voluptuoso — se veía bastante bien, el vestido llegaba más arriba de media pierna y lo acompañé con unos tacones abiertos color negro. Mis labios del mismo color del vestido y mis ojos con sombras en degradé color dorado. Mi cabello por otro lado iba suelto, había hecho unas ondas que caían parcialmente sobre mis hombros y el resto por mi espalda. Di un último vistazo y bajé al primer piso cogiendo un abrigo de felpa negro para salir. Nos dirigíamos a casa de un socio de la empresa de mi madre, había acordado cenar con él y su familia aquella noche entonces así lo haríamos.

Al llegar, era una casa bastante bonita, casi tan grande como la nuestra en Vancouver. Nos presentamos, Kevin, el socio de mi madre, tenía dos hijos, un chico y una chica que lucían un poco menores que yo. La cena pasó tranquila, los cuatro adultos conversaban mientras yo hablaba de cosas escolares tranquilamente con los muchachos, ni siquiera recordaba sus nombres, y por alguna extraña razón los chicos se veían tristes.

Luego de cenar nos sentamos en la sala a beber vino y contar anécdotas, los adultos hablaban de cosas que habían pasado cuando jóvenes mientras yo veía a los chicos distraerse en sus celulares y sonó el mío haciendo que pidiese perdón para contestar.

¿Si? — contesté viendo que era un número desconocido.

— Hola, Camz. — sentí que se me salía el corazón del pecho y una alegría recorrió todo mi cuerpo.

Lauren, que lindo oírte. — dije con emoción.

Quise llamar a darte las gracias por el regalo.

Pero ¿ya lo abriste? — pregunté.

No, no, pero quería agradecerte de nuevo. — dijo y sonreí.

¿Más de lo que lo hiciste en tu casa? — pregunté mordiéndome el labio inferior con suavidad.

Eso depende. — su voz era juguetona y reí con delicadeza.

¿De qué depende?

De si tú quieres, porque por mi parte quiero. — jugó riendo.

No quiero... muero por hacerlo. — reí también, aquello era hermoso y especial.

A ver si te parece algo. — suspiré. — Cuando vuelvas podríamos... ir a cenar o a bailar, ya sabes, pasar un buen rato y luego, tal vez, pueda complacerte. Además que puede ser mi regalo de navidad, no sé. — sonreí.

¿Es una cita?

Es una cita.



                                     [ . . . ]



Breathe || CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora