Capítulo 36

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Camila's POV

— ¿Cómo sigue Malcolm? Lo vi bastante silencioso en la mesa. — le hablé a mi novia que miraba el techo. Estábamos recostadas en su cama, hace un rato habíamos estado almorzando junto a su familia.

— Creo que... mejor, en lo que cabe. — murmuró. — Por lo menos come con nosotros. — moví mi cabeza en acuerdo.

— ¿Y tú? — continué segundos después.

— ¿Yo qué?

— ¿Cómo estás? — indagué.

— ¿Con qué? — frunció el ceño. — ¿Con la mudanza?

— Sabes a que me refiero. — se estaba haciendo la extrañada para evadir el tema, la conocía. — Sé que la has pasado mal y que lloras por las noches aunque no quieras abrirte para decirme las cosas. — un suspiro y los luceros verdes abandonaron el techo para posarse en mí.

— Estoy tratando de llevar todo de la mejor manera. Suelo pensar mucho en ella y extrañarla pero... está en un lugar mejor, ¿no es cierto? Tengo la esperanza de que al menos puede ver a mi mamá. — contestó y no supe qué responder, solo asentí. — ¿Te vas mañana, cierto? — cambió de tema luego del silencio.

— Así es.

— Yo quería hablarte sobre... mi decisión respecto a irme contigo. — al escuchar eso mi pecho brincó y me levanté ligeramente del colchón.

— ¿Ya no quieres? ¿Te arrepentiste? — me alarmé.

— No, no. Nada de eso. — respiré. Nos sentamos en la cama quedando frente a frente. — Solo que tardaré unas semanas en ir... debo arreglar algunas cosas aquí. Quiero quedarme un poco más para ayudar a papá con el nuevo negocio que quiere emprender y...

— ¿Nuevo negocio? — indagué.

— Sí, ya sabes. Quiere abrir su propia carpintería.

— ¿Tu padre era carpintero? — absolutamente no sabía eso, jamás le había preguntado por la vida pasada del hombre.

— Sí, era uno de los mejores, pero ya sabes lo que pasó. — afirmé con pena. — Bueno, la cosa es que quiero ayudarle. El gobierno le ha facilitado unos préstamos con el banco para comenzar a emprender.

— No hay problema con eso, Lolo. Como te he dicho, aún queda tiempo para que puedas entrar a estudiar. No tengo ningún problema con que lo inviertas en tu familia o en lo que necesites. De hecho, me alegra demasiado que quieras apoyar a tu papá.

— ¿De verdad? — dijo casi asombrada.

— Claro... ¿por qué lo dudas?

— No sé, supongo que aún no me entero de la grandiosa novia que tengo. — sonreí en respuesta. Me acerqué a ella para besar sus labios y con delicadeza correspondió, volvimos a caer sobre el colchón. — ¿Sabes algo? — dijo separándose. — He estado pensando...

— ¿Qué cosa? — la miraba fijamente, mis dedos estaban acariciando su cara.

— Cuando te conocí, creí que ibas a ser la típica niña rica hija de papi y mami. — me lo imaginaba.

— Obviamente pensaste eso.

— Pero entonces... me mostraste lo diferente que eras y me sentí mal por pensar en ello.

— Obviamente también te sentiste mal. — golpeó mi hombro con una sonrisa.

— La cosa es que luego de ver como era tu vida, que siempre estabas sola y aue aparentemente no recibías atención de tus padres... pensé que quizás habían vacíos en tu corazón, pero comencé a detallarte de cerca y me sorprendió que no fuese así. — fruncí el ceño. — No sé si me entiendas. Muchas personas que pasan mucho tiempo solas, que quizás sus padres no están al pendiente todo el tiempo, suelen crecer con vacíos emocionales y dificultades. — ahora entendía.

Breathe || CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora