Capítulo 37

5.7K 329 96
                                    


Lauren's POV

Comenzaba una nueva semana y hoy era mi último día en Vancouver. Mi vuelo a California estaba programado mañana, deseaba ver a Camila con todas mis fuerzas y sabía que ella también, aunque aún no le había dicho que ya iba hacia allá, quería sorprenderla. Esta mañana había ido a casa de los Cabello para despedirme de todos ellos, sobretodo de Leo que lo iba a extrañar muchísimo. Ahora sí que la casa iba a estar vacía.

Ahora estaba en la carpintería de papá. Hoy era el primer día de Kirsty así que estaba terminando de explicarle algunas cosas mientras que mi padre estaba labrando la madera en el fondo del establecimiento.

— ¿Tienes alguna duda? — le pregunté una vez finalicé de mostrarle todo.

— No, todo a la perfección, señorita Lauren. — fruncí el ceño y negué riendo.

— Suena rarísimo que me digas así teniendo casi la misma edad. — involuntariamente recordé mis comienzos con Camila, cuando la llamaba "señorita". — Dime Lauren y ya está.

— Está bien, Lauren. — contestó mientras volvíamos al mostrador. — ¿Puedo preguntarte algo? Quizás es un poco más personal.

— Lo que desees.

— Temprano tu padre mencionó que mañana te irías a California, ¿es cierto? — confirmé con una sonrisa.

— Así es. Iré allí a estudiar y viviré con mi novia. — contesté aún más orgullosa.

— Wow, ¿tienes novia? Digo, es genial, pero creía que estabas soltera. — habló casi con nervios.

— Sí, se llama Camila, aún no cumplimos el año pero nos amamos.

— ¿Se aman? — dijo insegura. — Ni un año y ya se aman.

— Sí, es lo que he dicho. — respondí. — Nos conocimos en eso de noviembre del año pasado, nos hicimos novias a inicios de enero y el resto de meses han sido una locura pero aquí seguimos.

— Mm, que bueno. — no respondió más. — Es algo pronto para amar, ¿no crees?

— Creo que amar no es tanto cuestión de tiempo. — dije a secas y asintió.

— Lauren, hija. — escuché la voz de papá. — Debo hablar algo contigo antes de que te vayas.

— Dime. — me acerqué a él mientras terminaba de sacar su careta.

— Respecto a tu camioneta, ¿crees que podamos hacer un trato? — fruncí el ceño. — Creo que es perfecta para la labor que requiere la carpintería, digo, es perfecta para poder transportar la madera y esas cosas.

— Oh, sí, de hecho yo pensaba dejártela. — abordé el tema.

— ¿De verdad? Yo pensaba pedirte que me la vendieras.

— Oh, no, papá. No es necesario que pagues por ella, quédatela.

— Entonces déjame y luego te compraré un auto para que lo uses en California, ¿bien? — sonreí.

— Está perfecto. Tenemos un trato. — juntamos nuestros cuerpos en un abrazo. — Pero ahora la usaré, ¿estás bien con eso?, quiero ir al centro comercial para comprarle algunas cosas a Camila.

Breathe || CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora