Final

6.3K 333 88
                                    


Lauren's POV

Extrañaba caminar por la playa. La arena colándose entre tus dedos mientras sientes el mar acariciando tus pies es de las mejores sensaciones del mundo sin duda alguna, y aún más cuando sostienes la mano de la persona que amas mientras le das esa inigualable sonrisa.

— ¿Quieres beber agua de coco? — sugirió Camz, asentí mientras ella se dirigía a una de las tiendas que había por la playa.

Tomé asiento en la arena y contemplé el sol que comenzaba a bajar hasta encontrarse con el mar. Inspiré disfrutando el aire puro y el olor que emanaba del océano, hoy era una tarde tranquila por la playa.

— Delfín. — escuché que me llamaron por mi peculiar apodo, fruncí el ceño. — Oye, delfín. — su voz me produjo escalofríos, volteé a ver hacia las rocas y la vi, mi piel se puso de gallina y mi corazón latía sin control.

— ¿Mamá? — susurré sin creerlo, me puse de pie y caminé con precaución hasta la figura de mi mamá que me costaba trabajo creer pero estaba ahí y parecía tan real.

— Hija, no sabes cuánto he querido verte. — sus brazos me rodearon y sentí como mi pecho se hinchaba pero no sabía si era de dolor o de felicidad.

— Mami, te he extrañado tanto. — contesté sin separarme de ella, mis lágrimas caían sin control.

— Y yo a ti, a todos. — completó y por fin me dediqué a detallar su rostro. Así lucía la última vez que la vi antes de que empezara a enfermarse, antes de que comenzara con el tratamiento, así de hermosa lucía. Con su cabello de un color vivo y su sonrisa pura, sus arrugas y ojeras mucho menos pronunciadas y sus ojos llenos de felicidad. — Cuéntame, ¿cómo están los tiburoncitos? — limpié mis lágrimas y sonreí.

— Muy bien, mami, pude recuperarlos. También a papá y... lo siento mucho, sé que no cumplí mi promesa de cuidarlos siempre, no la he cumplido bien y lo siento tanto, mamá, no quiero que estés decepcionada. — conté con dolor, ella negó con preocupación.

— No, no, delfín, jamás debí hacerte sentir a cargo de tanto, eras solo una niña, aún lo sigues siendo. — murmuró. — ¿Eres feliz con Camila? — asentí con felicidad. — Al fin eres feliz. — dijo con lágrimas en sus ojos. — Te he observado estos 14 años, hija, sé cuánto sufriste, sé cuán ahogada has estado y yo no podía hacer mucho, lo único que pude hacer fue pedirle a alguien que me ayudara a ayudarte y... lo hizo. — sonrió al final.

— ¿Qué te ayudara a ayudarme? ¿Y cómo? ¿A quién se lo pediste? — pregunté con curiosidad.

— No puedo decirte a quién se lo pedí pero puedo decir que fue tan efectivo cómo lo imaginé. — su cara no borraba esa sonrisa, yo seguía confundida. — Pero le pedí que... que enviara alguien a cuidarte en mi lugar. — susurró. — Alguien que te hiciera vivir con felicidad, alguien que te ayudara a respirar, especialmente, mi delfín. Le pedí un... un ángel para ti.

— ¿Hablas de...

Camila. — afirmó. — La conocí antes que tú, vi su cara muchas veces y sabía que ella era la indicada. — mis ojos volvían a llenarse.

— ¿Pero cómo es qué...

— No puedo explicarte, delfín, no tengo mucho tiempo. Solo puedo decirte que también pedí un ángel para tu padre y acaba de llegar, ¿sabes de quién habló? — tragué pesado y asentí. — Quiero la felicidad de tu padre tanto como la tuya y la de tus hermanos. — susurró, asentí. — No seas grosera con esos ángeles que he pedido para ustedes, cuídalos mucho, por favor.

— Lo prometo. — murmuré con seguridad.

— Ya debo irme, amor. — dijo con una sonrisa nostálgica y por alguna razón aunque quería que se quedara no me sentía agobiada porque se iría, me sentía tranquila.

Breathe || CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora