Capítulo 32

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Lauren's POV

Había pasado una semana desde aquel juicio, una semana volviendo a estar con papá, una semana que llevaba en Miami. Nos habían de vuelto aquella casa en donde había vivido toda mi vida, nos habían de vuelto el auto y el dinero que papá tenía en el banco, nos habían de vuelto todas nuestras pertenencias y lo único que hacía falta eran mis hermanos, quizás lo más importante en aquellos momentos.

¿Pero cómo había pasado todo? Sencillo. La juez declaró culpable a Teresa McOld y le impuso una condena de 35 años de cárcel, sin poder pagar una fianza ni nada, lo cual era absolutamente justo y me hacía volver a confiar en la ley del país. Todo había sido su plan. Se supone que papá estaba esperando a Alexander frente a la empresa, el hombre llegó sin sus guardaespaldas por la estrategia de Teresa de supuestamente tener que cuidarnos, igualmente, no había contratado a más guardaespaldas para poder despedir a los hombres de confianza. Entonces había un francotirador en un edificio cercano y al momento que papá sacó el arma para "hacer la supuesta entrega" el otro hombre disparó haciendo que la bala penetrara justo en el pecho de McOld, sobre su corazón. La gente llegó alrededor y en medio del caos vieron el arma de papá, la supuesta arma homicida. Papá fue capturado mientras Teresa calculaba todo desde la comodidad de su casa, para no levantar sospechas, claro. La tipa era una mente maestra. Había calculado fría y perfectamente todo para que en el momento las cosas se acomodaran a su gusto, pero no sabía que aquellas pequeñas pistas sueltas la perjudicarían pocos años después. Fue desenmascarada y papá salió libre porque es absolutamente inocente.

Por otro lado, también llevaba una semana entera sin hablar con Camila, sin saber de ella o de sus amigos, sin volver a Vancouver, sin poder ver a Malcolm o a la tía Selena. Y aunque ahora tenía a papá, Vancouver y su gente me hacían falta, y quizás sonaba desagradecida pero deseaba estar en Canadá entre los brazos de mi novia, o bueno, ex novia. No podía simplemente irme porque papá quedaría solo, además que su nombre no sería limpiado sino hasta un tiempo después de dejarlo en libertad, por tanto, no podía salir del país en estos momentos. Hoy había sido su primer día de trabajo, era una trabajo que le había asignado el gobierno mientras terminaban de limpiar su nombre. Trabajaba como albañil en una de las obras que se estaban realizando bajo el dinero del gobierno y la paga, aunque no era la mejor, era buena.

Yo había averiguado con Malik si era posible que mis hermanos volvieran a nosotros y aseguró que sí, si eran encontrados por supuesto que sí se podría, pero ahí estaba el problema. Aún no los encontraban y yo me preocupaba cada día más, tenía miedo de que incluso estuviesen... sin vida.

— Te noto pensativa hoy, delfín. — la voz de papá sonó desde el otro lado del campo. Estábamos en el parque jugando a hacernos pases con el disco de ultímate.

— Solo pensaba en Camila, ya sabes. — respondí atrapando el disco. Y no era totalmente una mentira lo de Camila.

— ¿No has hablado con ella? — negué con la cabeza y se lo lancé de vuelta.

— No, solo con el señor Cabello, pero no directamente con ella.

— ¿Por qué no hablan? — cuestionó jugando con el disco entre sus manos.

— Me terminó, papá. No quiere volver a verme. — enseguida lo vi refutar.

— Jamás escuché que "no quisiera volverte a ver", escuché que ella creía que estarías muy ocupada con todo esto de mi regreso. — contestó lanzando. — ¿Y lo estás? ¿No tienes tiempo de ir a Canadá y visitarla? — volvió a hablar tan pronto yo atrapé su lance.

— No, no lo tengo, papá. Estoy aquí contigo y no te dejaré solo. — no entendía su punto. Tiré el disco un poco más fuerte que antes haciendo que a papá le costara trabajo atraparlo, pero cuando lo hizo me miró con seriedad.

Breathe || CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora