Capítulo 16

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Camila's POV

Lauren se detuvo sosteniendo la puerta del auto que estaba abierta. Sus ojos chocaron con los míos y volví a romper en llanto. Corrí a sus brazos y ella me atrapó levantándome a lo que aproveché para engancharme a ella como un koala. No sé cuanto tiempo duramos así pero yo no paraba de llorar y ella acariciaba mi cabeza.

— Perdóname, he sido una idiota estos días. — dije sollozando. — Incluso he dudado de ti, perdóname. — volví a meter mi cara entre su cuello y seguí llorando. — Además que estaba en mi periodo. — a eso último rió y se me escapó una sonrisa al escucharla.

— ¿Puedes explicarme qué pasó? — asentí enseguida.

— Solo déjame cambiarme y salimos, ¿quieres pasar? — afirmó con la cabeza.

— Troy, ¿no vienes?


                                     [ . . . ]


— ¿Entonces en serio tienen un sauna? — preguntó Troy mientras Magdalena le daba su "tour" por la mansión. Tomé a Lauren de la mano y besé sus labios una vez los otros se alejaron.

— Extrañaba esto. — susurré y ella sonrió sobre mis labios.

— Yo también.

— Ya regreso. — dije y subí casi corriendo para alistarme.

Busqué qué ropa ponerme. Era sábado por la tarde, casi estaba cerca el atardecer y probablemente no volvería hasta altas horas de la noche entonces opté por usar unos jeans oscuros, botas de tacón marrón que me llegaban un poco más abajo de la rodilla, un jersey blanco con delgadas líneas negras y cuello redondo y por último, una chaqueta de cuero del mismo color que las botas. Luego del baño me vestí y por último me maquillé suavemente, aplicando un poco de brillo labial, rubor y maquillaje en mis ojos; mi cabello estaba liso al natural y una vez lista bajé al primer piso. En el gran salón vi a mi hermosa novia con Leo sobre su piernas, el canino dormía cómodo y sonreí acercándome al sofá, en donde también estaba Troy tomando una merienda que suponía había hecho Magdalena.

— Es un descaro. — dije refiriéndome a Leo y mi novia rió. Me acerqué a él poniéndome en cuclillas y acaricié su cabecita. — A ti también te parece lo más cómodo del mundo, ¿no es así? — susurré casi inaudiblemente. Me enderecé y miré a ambos chicos. — ¿A dónde iremos?

— No lo sé, esperaba y Lauren diera la idea. — dijo Troy y miré a mi novia que puso al canino sobre el sofá para poder ponerse de pie y Troy la imitó limpiando sus manos de las migajas de galleta.

— Primero, iremos a casa de Ally y luego les digo a dónde. — asentí pero Troy negó.

— No, no, no.

— ¿No qué? Lo prometiste. — Lauren lo señaló con el dedo índice mirándolo fijamente y el rubio seguía moviendo su cabeza en forma de negación.

— Me da miedo.

— Miedo de nada, no seas gallina. — dijo Lauren cruzándose de brazos y Troy suspiró.

— ¿Aún no han hablado? — pregunté, el rubio negó. — Pero no entiendo cómo no, si se ven todos los días en la escuela.

— Y es la cosa más incómoda del mundo, créeme. — Lauren habló. — Iremos y punto, Ogletree.

Me despedí de Magdalena avisando que llegaría tarde y salimos de la casa. Troy aparcó el auto dentro de la mansión entonces no tuvimos que caminar hasta la entrada. El chico iba al volante mientras mi novia ojiverde y yo estábamos en la parte trasera comiéndonos a besos.

Breathe || CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora