ღ Capítulo 3

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Jaebeom miraba por la ventana mientras resistía el deseo de cerrar los ojos, pues eran las cuatro am y estaba en el trabajo, ese día le tocaba trabajar el turno de la noche, odiaba los turnos de noche, no había mucho que hacer a menos que atacaran algún lugar y él tuviera que salir a ayudar, después de revisar los planos del edificio al que irían la próxima semana, y repasar el plan de ataque, no tenia nada más que hacer solo esperar, camino por su oficina tratando de alejar el sueño, pero al pareces eso lo cansaba más, cuando estaba apunto de ser vencido por el sueño un mensaje llego y lo hizo despertar.

"Jinnie:

Jae cuando termine tu turno pasa a comprar más panques, al parecer los míos desaparecieron mágicamente de mi alacena."

Sonrió al ver el mensaje de su amigo, miro la hora, ocho am, bien faltaba menos para poder salir de su turno, así que decidió ir a entrenar para no dormirse.

Cuando salió al campo podía ver desde ahí un pequeño parque, su vista cayó en las personas que iba cruzando, una madre y sus cachorros, al parecer uno en kínder y el otro en primaria, pudo decir por la vestimenta de los pequeños, cada vez que veía un cachorro sentía una sensación llenar su mente, pero él realmente mantenía una distancia hacia los omegas, siempre se preguntó a qué se debía aquello ya que su madre siendo omega siempre fue un ejemplo a seguir para Jaebeom, pero si se trataba de otro omega simplemente no podía soportar el estar cerca de él o ella, claro a excepción de Jinyoung, él era un asunto diferente en su vida, lo conoció a los seis años jugando en el parque cercano a su casa, Jaebeom lo recordaba a la perfección.

- Hola.- una dulce voz fue escuchada a su derecha, levanto la vista de el pequeño castillo que estaba construyendo en la caja de arena.- Me llamo Jinyoung, pero puedes llamarme Jinnie, soy nuevo, mis padres nos hicieron mudarnos, ¿Tú como te llamas?.-

- Jaebeom.- respondió el pequeño pelinegro, se sorprendió a sí mismo, no era de los que hablaban mucho, incluso en su salón normalmente se la pasaba leyendo cuentos o jugando solo.

- Me gusta tu castillo Beom.- sonrió el pequeño y se hinco delante del otro chico, Jaebeom frunció un poco el ceño.

- Mi nombre es Jaebeom, no Beom.-

El pequeño castaño sonrió mostrando todos sus dientes.- Lo sé, pero mamá dice que entre amigos normalmente se llaman por sobre nombres, por eso eres Beom.- Jaebeom solo asintió, concentrándose en su pequeño castillo, era la primera vez que alguien fuera de sus padres le llamaba de una forma diferente a su nombre.- ¿Quieres que te ayude a construir el castillo?.- pregunto Jinyoung, Jaebeom lo miro, el parque tenia más niños y niñas, no entendía por que el otro chico se había acercado a él.- Antes vivía cerca del mar, hacer castillos de arena es mi especialidad.-

- Esta bien.-

Después de eso, jugaron juntos todos los días del verano, y al regresar a la escuela Jaebeom se dio cuenta que Jinyoung había entrado a la misma, se emociono al verlo ahí.

- Bueno niños, hoy tenemos un nuevo compañero, sean amables con él y háganlo sentir como en casa.- anuncio la maestra posando una mano en el hombro de Jinyoung, quien miraba nervioso el suelo.- ¿Quién quiere sentarse junto a él?.- pregunto la maestra, viendo algunos lugares vacíos en las pequeñas mesas.

- Yo -.- dijo Jaebeom, pero su llamado no fue tan fuerte como el de sus demás compañeros.

- ¡Maestra!, ¡Que se siente junto a mi!.-

- ¡No!, ¡Junto a mi!.-

- ¡Aqui!.-

Fueron los llamados que se pudieron escuchar, vio a Jinyoung levantar la cabeza con una sonrisa al escuchar las voces de sus nuevos compañeros, Jaebeom miro su salón, las diferentes mesas de cuatro personas, había algunas donde había una silla vacía, como en su mesa, miro a sus dos compañeros de mesa, a pesar de su edad Jaebeom notaba muchas cosas, tal vez se debía al tiempo que pasaba solo observando o leyendo cerca de los adultos, pero él sabia que sus compañeros le tenían miedo, y si hubiera sido decisión de ellos habían dejado a Jaebeom solo en aquella mesa, sus padres le habían dicho que era por su aura la cual era fuerte, por eso los intimidaba, volvió a ver el rostro iluminado de Jinyoung, lucia incluso más feliz que hace unos segundos, bajo su cabeza, si Jinyoung se sentaba junto a él le robaría la oportunidad de hacer amigos, y él no le podía hacer eso a su pequeño Jinnie, si él se alejaba y eso aseguraba que aquella sonrisa se mantuviera en su lugar, lo haría.

¿Qué tal si yo... ღDonde viven las historias. Descúbrelo ahora