Capítulo 5

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Estoy en la habitación y me agrada, es un sitio enorme con mucha luz, paredes pintadas con flores y mis colores favoritos

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Estoy en la habitación y me agrada, es un sitio enorme con mucha luz, paredes pintadas con flores y mis colores favoritos. Me gustaría colgar un cuadro con la foto de mi familia, pero apenas se me cruza esa idea por la cabeza, descubro que en realidad no lo necesito, los llevo en mi corazón.

Me recuesto en la cama y cierro los ojos con la intención de relajarme, empiezo a sentirme liviana y una sensación de adormecimiento se apodera de mí. Me siento llena de amor y de plenitud, sonrío y en un instante aparezco en un sitio distinto a la habitación.

Es un bosque, se parece mucho al sitio en el que alguna vez fui tan feliz, la ruta de las camelias, en Galicia, pero no, no es allí. Lo sé porque conozco ese lugar como las palmas de mis manos. Este es un sitio que también se me hace conocido, pero no es algún lugar de la tierra, lo percibo con una vibración diferente.

—¡Ven aquí!

Escucho una voz infantil y me volteo a mirarla. Es una pequeña niña de cabellos oscuros atados en dos trenzas largas, brilla mucho, no es nadie que conozca, no es Paloma ni otra niña que haya visto en vida. No sé quién es, pero su voz me resulta familiar.

—¿Qué esperas, Abril? —me pregunta.

En ese momento, otra niña corre hacia ella. Sé que soy yo, pero no soy yo. Es decir, no es algo que esté sucediendo ahora, es algo que estoy viendo como si fuera una pantalla de cine. Veo a dos niñas corriendo hacia un lago y sé que una de esas niñas soy yo.

Me observo correr junto a la niña de las trenzas y la abrazo con fuerzas al alcanzarla. Cuando lo hago, siento en mi pecho una explosión de amor, una experiencia nunca vivida. Juntas y abrazadas, parecemos un sol capaz de encandilar al mundo entero.

—Este es un buen lugar, aquí nadie lo encontrará —me dice ella y me marca con un palo un pequeño hueco en un árbol.

—¿Estás segura? —pregunto y ella asiente.

—Segurísima —responde.

—¿Y cómo lo encontraré cuando regrese? Lo habré olvidado...

—Hmmm sí... lo sé... Todavía tenemos un poco de tiempo para pensar en cómo lo harás... por el momento, creo que podemos escribirlo, ¿qué te parece? —inquiere la pequeña.

—Bien... está bien —le respondo.

En ese momento toda esa escena se esfuma y yo aparezco en la Tierra. Estoy acostada en la cama y lloro, por lo que estoy segura de que no es algo que esté sucediendo ahora, sino un recuerdo.

Recuerdo bien esos días, eran los tiempos en los que comenzaba a aceptar que iba a morir. La noticia nos cayó como un balde de agua fría, al inicio no parecía real, teníamos esperanzas y estábamos seguros de que era un error, que pronto hallaríamos la solución o que yo sería la excepción a la regla y me sanaría. Habíamos probado todo, medicina tradicional, medicina alternativa, hiervas naturales y aromaterapia... Lo que fuera, pero nada había dado resultado. Al final, los análisis habían salido mal y el tiempo se agotaba.

Amor Perfecto (Secuela de Cuéntame un secreto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora