Capítulo 9

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Esta vez aparezco en una especie de altura

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Esta vez aparezco en una especie de altura. Allí está Ferrán, observando el vacío. Sé de inmediato lo que hará, una sensación de ahogo se apodera de mí.

—No, mi amor, por favor no lo hagas —sollozo.

Yo puedo ver sus pensamientos, sentir su dolor, la angustia que rodea a su alma. La sensación de desesperación y de no tener alternativas lo agobia. Hay muchas sombras alrededor de él y parecen danzar expectantes a que él se largue al vacío.

No hay nada que yo pueda hacer, esa escena se recrea en otra dimensión y por más que pueda verlo, no puedo influir.

Es en ese momento en el que veo llegar a Mateo en brazos de su padre. Es el mismo niño al que he acompañado en esa especie de sala de recuperación, pero esta es su versión humana.

Veo cuando Ferrán se da cuenta de que no está solo y se aleja un momento, sé que él espera que el niño con su padre se vayan para continuar con su plan, pero también veo el momento exacto en que algo cambia en Ferrán. El niño está al borde de la muerte y se despide de su padre prometiéndole que irá a un lugar mejor y pidiéndole que no sufra demasiado. Ferrán se ve a sí mismo en los ojos de aquel hombre y ve a Paloma en los ojos de aquel niño. Entiende que es egoísta pensar en un suicidio ante una escena como esa. Todo se da muy rápido, como si alguien adelantara la película, pero soy testigo del cambio en el corazón de Ferrán, la compasión y el amor hacen que su alma cobre luz y espante a muchas de las sombras que lo perseguían.

Abro los ojos y de nuevo estoy en la habitación. Siento paz, Ferrán ha vencido a las sombras.

—¿Se puede? —Violeta ingresa a la habitación.

—Hola... —saludo.

—¿Te sientes bien?

—Estoy un poco cansada, esto es... agotador.

—Sí —dice ella y se sienta en la cama, a mi lado—. La verdad es que al principio todo es un poco abrumador, pero pasará pronto y estarás bien.

—¿Cómo fue? ¿Tu muerte? —le pregunto y ella pierde la vista en la pared.

—Tuve una buena vida, fui muy feliz, me casé con una persona espectacular y tuve dos hermosos hijos, una niña y un niño —me cuenta—. La vida se complicó cuando mi hija fue... víctima de abuso —explica, todo cambió para nosotros.

—Oh... cuánto lo siento —digo recordando a la muchacha del otro día.

—Sí... nos mudamos, intentamos sacarla adelante, fueron años de luchar por ella, pero ella no... no lo superaba —explica—, pensó en el suicidio un par de veces y la salvamos, pero al final...

—No... —digo y ella niega.

—No... no lo logró porque —me mira—, fallecimos el día en que ella pensaba suicidarse —explica—, mi marido y yo... en un accidente de auto en el que también iba mi hijo pequeño, de diez años.

Amor Perfecto (Secuela de Cuéntame un secreto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora