Siento con claridad el llamado de Ferrán, así que me dejo llevar por su voz y acudo. Lo veo sentado en el suelo del cementerio, sobre el césped bajo el cual reposan mis restos humanos. Ha traído un ramo de camelias blancas y las coloca sobre mi tumba.
Me siento frente a él, sé que quiere decirme muchas cosas, pero no sabe por dónde empezar. Aguardo.
—Hola, corazón —dice de pronto.
—Hola... —respondo yo.
Es temprano, el día está calmo y hay un sol hermoso, no hay viento ni hace frío, es una mañana de primavera y sé que ha pasado mucho tiempo en el mundo, aunque aquí no se sienta igual.
—Quería venir hace mucho, pero... han pasado tantas cosas...
—Lo sé, amor, lo sé —digo y me lleno de un amor tan intenso que calienta mi pecho con fuerza, brillo mucho... pero él no lo puede percibir.
—Abril, las cosas han cambiado mucho por aquí... todo finalmente sucedió como tú dijiste que sucedería. Tu mamá y Naomi están felices, siguen siendo parte de mi vida y de la de Paloma, sin ellas no habría podido hacer tantas cosas... Paloma está enorme, se está convirtiendo en una mujer hermosa, cada día te parece más... puedo verte cada vez que la veo, oírte en su forma de hablar, reconocerte en su manera de caminar... —susurra y una lágrima comienza a caer de sus ojos—. No sé si tú puedes ver lo que está sucediendo aquí, pero quiero creer que sí...
—Claro que puedo, amor, estoy aquí —digo y toco su mano con la intención de que me sienta, pero no sucede nada.
—Me costaba mucho aceptar esas ideas de la vida después de la muerte, ya sabes, mi formación científica me hace dudar de todo lo que no puedo ver... Sin embargo, las cosas que han sucedido no tienen ninguna explicación racional. Tú viste todo esto antes de morir, tú nos avisaste y nos preparaste para lo que vendría después... ¿Cómo pudiste? En medio del dolor, ¿cómo pudiste amarnos así?
Las lágrimas de Ferrán se derraman en silencio y yo puedo sentir que su amor me abraza, me dejo envolver por esa sensación.
—Te extraño... —murmura.
—Yo a ti, Ferrán, pero sigo aquí... Siempre estaremos unidos, y eso me da mucha paz. Ojalá tú pudieras comprenderlo —añado.
—Tuve mucho miedo de entregarme de nuevo —dice como si hablar le costara—, temía traicionarte, que pensaras que ya no te amo, que sintieras que te he desplazado... Pero tú lo dejaste en claro antes de irte porque sabías que yo me iba a sentir así.
—Claro, mi amor, conozco tu corazón...
—Me enfoqué en tus palabras, en tu permiso para volver a amar y en lo que iba sintiendo... No sé si hice bien...
—¡Claro que hiciste bien!
—Estoy enamorado, Abril —admite y yo sonrío. Mi pecho se hincha y se llena de luz—. Estoy enamorado de nuevo y quiero volver a ser feliz.
—¡Por favor sé feliz! —ruego.
—En unas horas más voy a casarme con la mujer que amo y me hace feliz, por eso estoy aquí —susurra y vuelve a llorar—. ¿Cómo puedo explicarte que la amo con toda mi vida, pero que aún te amo a ti? ¿Tiene eso sentido?
Se deja caer sobre el césped y yo lo abrazo. Está llorando, pero no es de tristeza, sino de amor... su corazón desborda amor.
—Ferrán, tiene mucho sentido y está bien que sea así. Puedo sentir tu amor, estaré cerca, a tu lado y al lado de Paloma, también estaré con Camelia, los amo mucho. No quiero que sufras por eso porque es parte de lo que debes vivir y quiero que todos ustedes sean muy felices y se amen muchísimo —digo como si él pudiera escucharme con la certeza de que, aunque no sea así, puedo ayudar.
—Si me vieras ahora, Abril... Soy tan distinto, tu partida me enseñó muchas cosas y necesité tocar fondo para salir a la superficie de nuevo, casi me pierdo por el camino, y fue ella quien me dio una mano. Siento mucho haber estado enojado la mayor parte de los últimos tiempos, siento tanto haber desperdiciado esos últimos días...
—No lo has hecho, no lo sientas, todo está bien... todo fue como tenía que ser, cada quién sigue su camino y todos tenemos un tiempo para crecer y aprender...
—Si me vieras ahora, estarías orgullosa de mí —dice entre lágrimas de nuevo—, y me duele un poco no haber sido esta persona para ti... que me diste tanto...
—Fuiste la persona que yo necesité y me diste lo mejor de ti, mi amor —susurro y le acaricio la cabeza.
—Si la conocieras, Abril... estoy tan seguro de que se llevarían bien —murmura—, suena extraño, lo sé, pero Camelia es esa clase de mujer que podría ser tu mejor amiga... Son tan distintas y a la vez tan similares... Lo sé, esto no tiene sentido...
—¿Cómo que no? La conozco, es mi alma gemela, es mi hermana del alma, ¿qué hay más fuerte que eso? Somos una sola —digo con cariño—. Ámala mucho, hazla muy muy feliz porque se lo merece —susurro.
—Abril, sé que no estás enojada conmigo, lo puedo sentir porque en realidad en mi interior encuentro mucha paz, pero quisiera decírtelo de todas maneras, perdóname si es que sientes que te estoy fallando. Yo nunca, nunca quisiera que te sintieras así. Me gustaría saber que estés donde estés eres feliz...
—Ferrán, ¿cómo puedes creer que necesito perdonarte algo?
—Camelia... se llama igual que tus flores favoritas... Paloma desde el inicio dijo que era una señal... yo no quise creerlo, pero entonces Camelia me contó de los sueños. Sé que eres tú, solo tú eres capaz de hacer esas cosas —dice y sonríe—, quiero creer que nos bendices...
—Los bendigo, mi amor... sean muy felices —susurró y lo vuelvo a abrazar.
Ferrán se queda allí acariciando el césped como si yo estuviera bajo sus manos, intento enviarle todo el amor y la energía que me invaden y luego de lo que parece un gran rato en tiempo terrestre, él suspira.
—Me voy a casar —dice—, te amo, corazón.
Lo veo levantarse y partir, se seca las lágrimas y percibo que en su corazón hay paz. Ya no siente la culpa que hace un rato lo invadió, ahora está lleno de esperanzas y puedo percibir su amor por Mel. Pasa justo bajo unos arbustos y entonces lo hago, soplo... una brisa lo envuelve... sabe que soy yo.
Perdón por la demora :)
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Amor Perfecto (Secuela de Cuéntame un secreto)
Spiritual¿Qué hay más allá de la muerte? Luego de una dura batalla contra la enfermedad, Abril se encuentra ante su propio cuerpo recién fallecido. No hay túneles, ni luz, no hay nada todavía, solo el dolor de los que le sobreviven y un montón de preguntas s...