Hoy puedo ver a Ferrán más triste que de costumbre, es el aniversario de mi muerte y él maneja con pesar hacia su casa. Ha venido a visitar mis restos al cementerio y me ha pedido una señal. Sé que es el momento y todo se alinea en mí cuando veo a Camelia caminar por la costanera.
Hago un esfuerzo energético y me muestro a ella. Puede verme como una mujer vestida de blanco con flores en las manos, como si caminara en el mar. Ferrán también me verá, pero no al mismo tiempo, sino uno minutos después, cuando ella cruce para ir a su casa.
Puedo sentirla, su alma está receptiva y tiene ganas de un cambio. Eso es justo lo que iniciará hoy, un cambio para ambos.
Ferrán me ve y se desconcentra justo cuando ella cruza la calle, no la golpea fuerte, pero ella pierde el equilibrio y cae.
—Lo siento —digo para mí antes de desaparecer.
Sé que este será el inicio de una buena relación.
Violeta me espera ansiosa en la casona, le cuento como fue y ella sonríe. La idea de que su hija se enamore le genera mucha emoción.
—¿En serio no sientes celos? —pregunta—. Admiro la rapidez con que te has desprendido de los sentimientos que atan a los humanos.
—¿Celos? Serán felices, me alegra eso... y me hace feliz porque sé que tanto él como ella estarán en buenas manos. Y ni qué decir de Paloma.
Violeta ríe.
—¿Vamos al rincón de niños? —inquiere—. Estela me preguntó si querrías ir a ayudarla.
—Vamos —digo.
Hacía mucho que no iba allí, pero al llegar me encuentro con Mateo que corre a abrazarme. Ya es un alma de nuevo, hace tiempo ha fallecido en la tierra y ha regresado a cargar energías para volver a nacer y esta vez cumplir su misión.
—Gracias, Mateo —le digo al verlo—. He visto lo que has hecho por él.
—No es nada, ahora todo saldrá bien —dice y yo sonrío—. Solo queda esperar —añade.
—Así es...
—¿Quieres ir a jugar conmigo? —me pregunta y yo sonrío.
—¡Claro! ¿Por qué no?
Caminamos por un bosque y recolectamos flores, jugamos una carrera y nos tiramos al césped para disfrutar del día y del aroma de la naturaleza. El Cielo es un lugar hermoso.
—¿Vas a ser un ángel de la guarda? —pregunta.
—¿Cómo lo sabes? —inquiero.
—Brillas mucho, y solo los que quieren ser ángeles custodios brillan así —dice encogiéndose de hombros.
—Quisiera... pero no lo sé aún...
—Me gustaría que cuando yo naciera tú fueras mi ángel —dice y yo sonrío.
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Amor Perfecto (Secuela de Cuéntame un secreto)
Spiritual¿Qué hay más allá de la muerte? Luego de una dura batalla contra la enfermedad, Abril se encuentra ante su propio cuerpo recién fallecido. No hay túneles, ni luz, no hay nada todavía, solo el dolor de los que le sobreviven y un montón de preguntas s...