VII. SIGUES SIENDO HUMANO.

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Confiaba mucho en Harry, no cabía duda que era una persona inteligente, no actuaba por instinto, planeaba sus movimientos con anterioridad, por una razón era nombrado el mejor detective y lo trataban y admiraban como un rey, no obstante, tenía una mala sensación sobre la decisión que tomaba. Recurrir a un criminal que podía, y lo más probable es que lo hiciera, traicionarlos en cualquier momento sin sentir remordimiento. Y aún peor, estaban en camino a su casa. No podía terminar bien, no había ninguna manera de que terminara bien. No iba a cuestionar la idea de Harry, pero eso no le quitaba que sintiera inseguridad, incomodidad.

—Louis.

Miró a su compañero con las cejas alzadas, pasaba la rosa de una mano a la otra, acariciando el tallo con delicadeza. Por más nervioso, no se atrevería a maltratarla, se odiaría si tan siquiera un pétalo se separaba del resto.—¿Sí?

—No tienes porqué estar nervioso.

—No estoy nervioso—mintió.

—No has dejado de soltar tics desde que subiste al carro.

—Lo siento—llevó la mano derecha a su cabello, buscando una manera de relajarse o de sentirse bien, pero continuaba con aquella sensación de que todo se iría al infierno apenas pusieran un pie en esa casa. Harry negó.

—Ya te dije que no te disculpes por esas cosas.

—Lo siento.

El mayor analizó al otro, analizando sus facciones para notar alguna otra emoción más que los obvios nervios. Señales de que todavía siguiera enojado con él. Mantenía la frente arrugada y no lo vio ni de reojo una sola vez en el transcurso. Se preguntó si debía comprarle más rosas para mejorar su estado de ánimo. O tal vez la rosa no le gustó, tal vez no era una flor de su agrado. No conocía el que había hecho mal por lo que no sabía el porqué debía disculparse, pero apenas la razón estuviera a su mano lo haría sin duda.

—Louis.

—¿Sí?—ni siquiera lo miró. Estaba convencido de que seguía enojado. Tal vez furioso.

—¿Cuál es tu flor favorita?—Louis entrecerró los ojos y permaneció callado por unos segundos.

—¿Por qué?—volteó a el detective, cruzaron miradas por unos segundos, antes de que Harry regresara la mirada al frente, prestando atención al carro de Oliver y de no sobrepasarse alguna señal de alto.

—Te pusiste feliz cuando te di la rosa, y ahora estás enojado conmigo. Creí que no te gustó la rosa y que preferirías una flor de otro tipo.

Resistió no soltar un grito de ternura por su inocencia y no mostrar una sonrisa de emoción en sus labios, aun así sintió sus mejillas arder.—No estoy enojado, y me gustó la rosa.

—¿Gustó?—preguntó preocupado.

—Me gusta. Todavía.

—¿Entonces las rosas son tus favoritas?

—Las rosas y los lirios son mis preferidas.

—¿Si te doy lirios ya no vas a estar enojado conmigo?

—No estoy enojado contigo y si lo estuviera no tienes que darme nada—respondió junto a una risa.

—¿No?

—Harry, ¿alguna vez socializas con humanos que no sea por trabajo?

Negó sin pensarlo, como si fuera muy común.—No, paso mi tiempo solo. Tengo una amiga en Stockbridge, pero solo hablamos cuando estoy en el trabajo.

—¿Nunca tienes problemas con tu amiga o desacuerdos?

—No.

—Eso lo explica.

M O R T E M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora