M O R T E M.

XVI. CASI FUERA.

Cada paso era una zancada, y cada paso lo hundía más. Sabía que había dolor; su estómago, rostro, brazos. Recibieron tantos golpes, pero por ninguno sufrió, ya que no podía sentirlos. Era el culpable del último respiro de 4 personas, todo bajo menos de cinco minutos. Todavía se sentía neutro, no sentía compasión, era un enfermo. Lo hizo por Harry, hubiera hecho más si era necesario, pero no le quitaba que no era orgullo lo que sentía, mucho menos satisfacción. Necesitaba sentirse vivo de nuevo.

Apenas Minus abrió la puerta, Louis lo apartó, adentrándose a la habitación. Harry entró con más calma.

Se detuvo en la mitad y se envolvió a sí mismo con los brazos. Necesitaba sentirse vivo de nuevo.

—¿Necesitan que trate alguna herida?

—¿Louis?—Harry preguntó. Él se quedó callado.—Estamos bien.

—De acuerdo, traeré la cena en menos de una hora junto a ropa cómoda. Con permiso.

Minus se marchó del cuarto no sin antes cerrar la puerta con candado. Louis respiraba pesado, llenando los pulmones del denso y frío aire. Estaba bajo un estado de shock.

Por fin estando solos, Harry dio pasos lentos al novato; estaba tan preocupado por la situación de Louis que poco le importó los golpes que recibió después, la ansiedad le consumió por completo de la falta de conocimiento en su situación, le dolió mucho más los golpes su novio tuvo que soportar.

—Louis...—extendió la mano y la llevó a la cintura del menor, acercó su cuerpo al suyo pero mantuvo la cabeza gacha.—¿Qué necesitas?

Quedó callado al solo tener una respuesta pero sin saber cuál era la solución, necesitaba sentirse vivo.

Alzó la cabeza, en busca de esas preciosas esmeraldas. No capto un pizca de miedo, asco o arrepentimiento de estar a su lado, como si haber matado a 4 personas justo frente a sus ojos no hubiera sido suficiente para dejarlo.

—Maté a 4 personas, ¿por qué me tratas igual?—Harry curvó los labios en una sonrisa.

—Porque cuando te dije que he matado a muchas más te quedaste a mi lado. Yo tampoco te dejaré—reafirmó el agarre en su cintura con ambas manos.—Sé que no lo hiciste porque querías, si no porque debías. Además de que tomaste en cuenta las personas que sufrirían.

Levantó los talones hasta quedar de puntillas y estampó los labios con los de Harry, lo tomó por sorpresa pero de inmediato siguió el vaivén que Louis creó, era rápido, urgente. Enredó los brazos por el cuello del más alto acercando sus cuerpos.

Al tener los ojos cerrados, la imagen de Valerie mirándolo desde el suelo y él apuntando a su cabeza se pintó como si de una cámara se tratara, que lo grabó todo. Lágrimas recorriendo sus rojizas mejillas, todos los golpes por su cuerpo. Ella fue quien lastimó a Harry, y era una criminal. Ahora veía a Samuel, todas las memorias que le faltaban por hacer junto a Eloy, todas las oportunidades muertas por un destino que pidió bajo la desesperación. Ayudó en la comercialización de menores. El hombre se esfumó y la viva imagen de Collins la reemplazó. Con el cabello canoso, enredado, un oscuro hematoma bajo el ojo izquierdo; si no fuera por él, Harry estaría muerto, mató al hombre que salvó la vida a su amor. Más Collins no lo hizo por esa razón, lo hizo para que Rommel pueda continuar con su plan.

Miró a Oliver, el hombre que lo trató como un pedazo de carne, una subasta sin valor, lo tocó sin consentimiento y le provocó asco de sí mismo. Lo manoseó descaradamente, asesinó a la mujer de la foto, al dueño de la casa, vivía del sufrimiento de otros.

Poco le podía importar las vidas que tomó, pero no deberían de estar muertos, su lugar era en prisión.

Se aferró al cuello de Harry. Ya podía sentir el dolor de los otros, sentía una presión en el pecho que dudaba que desapareciera pronto. Parte de su trabajo era defenderse, atacar e incluso matar si llegara a ser necesario, lo sabía, pero fue demasiado.