Tres puntadas en el hombro, cinco en la mano, dos en el abdomen. No perdió tanta sangre. Todavía no miraba la hora, calculaba que eran al menos las 8 de la noche. Divisaba las sombras fuera de la habitación corriendo de un lado a otro; tantos pacientes en estado mortal seguro que era estresante, por suerte no recibía noticias de alguna limpieza terminando de manera errónea.
La televisión en la habitación estaba apagada, aún así, alcanzaba a escuchar las otras, la oculta mansión de Michigan era lo único en la boca de todos. No dejaban de agradecer—algunos a Dios, otros a los policías—de las cero muertes durante el ataque.
Ninguna víctima ha perdido la vida aunque todavía se esperan noticias de los hospitales, decían, se arrestaron aproximadamente 50 criminales, entre ellos Rommel Relish, el líder del grupo de narcotraficantes, Mortem, originaria de Italia desde hace más de 2 siglos. Y ayer, en 2027, por fin se ha dado a fin.
Estaban en juicio. Ni siquiera le darían oportunidad a Rommel de conseguirse un abogado, y muchos menos tenía las posibilidades de uno; el suyo fue arrestado entre los jefes. Temía de que no se hiciera lo correcto, que decidieran el mismo error de hace 4 años.
Hace 3 horas aproximadamente Louis salió de la desintoxicación, le dijeron que mejoraría, solo debía estar bajo cuidado durante unos días. Sus signos vitales no mostraron ninguna irregularidad en ese poco tiempo y la respiración era tranquila, lenta, pero no de qué preocuparse. Seguía con vida.
—Esto sí que estuvo jodido—envolvió la mano izquierda, la que no contaba con alguna herida, con la del novato. La acarició con el pulgar.—Pero volveremos a casa. Estaremos bien.
—¿Se puede?—no se sobresaltó, pero miró al capitán de una comisaría de Detroit ansioso.
—Buenos días, capitán Lee—el alto moreno terminó de entrar al cuarto mostrando la bandeja con varios platos y un vaso blanco sobre este.
—Buenos días, detective Brown.
—¿Ha escuchado sobre la hija y nuera de Dick?
—Se pondrán bien, todos se pondrán bien—se sentó en el sillón y le extendió la bandeja.—Te traje la cena, las enfermeras me dijeron que me hiciera cargo de verte acabarlo, notaron que no has comido bien en mucho tiempo.
Aceptó la comida.—Gracias.
Observó el contenido; la bandeja era separada por 6 partes, tenía apio y zanahorias, algo que aparentaba una milanesa junto a macarrón con queso, pan con parmesano, aderezos, cubiertos y un vaso con jugo de naranja natural, podía ver la pulpa. No se comería el pan. No creía que podía acabarse ninguna sección si era honesto. Los nervios le harían regresar cualquier cosa que se pusiera en la boca.
—Seré breve, acabaron con el juicio de Relish—no encontró saliva que tragar, encajó la mirada en el rostro de Louis.—Debido a las leyes, no será condenado al corredor de la muerte.
Maldijo.—De acuerdo.
—Será transferido a la ADX en Florence, Colorado—miró al capitán, se abstuvo de sonreír, no sería apropiado.—Todos los otros serán esparcidos por el país, y se mantendrán en aislamiento durante toda su estadía. En especial Relish.
—¿Cuánto tiempo le darán?
—Por asesinato, 30 años. Aunque todavía se está dialogando para expandirla, contando que ya escapó de prisión una vez.
Respiró profundo. Asintió, el alivio viajando en todo su ser.
—Gracias. En serio, gracias. Por lo de Rommel y confiar en mi.
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M O R T E M.
RomansaESTADO: T E R M I N A D A. Harry Brown es un policía y detective con algunos años de experiencia. Aunque habitaba en el pequeño pueblo Stockbridge en Massachusetts, era bastante reconocido en el área gracias a su arduo trabajo y facilidad para resol...