XV. NO HAY PUNTO EN LLORAR POR SANGRE DERRAMADA.

427 52 14
                                    

Al abrir los ojos no tenía idea de que hora era; la luz no podía cruzar la ventana. No podría decir si todavía era noche. Sus ojos tenían la sensación de haber sido pegados con goma mientras dormía gracias a las lágrimas que derramó. Su vista era bloqueada por el cuerpo de Harry; el brazo izquierdo del detective pasaba por debajo de su cabeza, usando a este como almohada, y con esa mano acariciaba su cabello, su mano derecha se encontraba trazando líneas en su cintura con el pulgar. Sonrió, y en grande, creyó que nunca llegaría el día en el que pudieran mostrar cariño de esa manera, pero su sonrisa desvaneció al recordar donde estaban, lo que sufrirían los siguientes días si no pensaban en una manera de salir.

Restregó la cara contra su pecho, acercándose lo más que podía a Harry para sentirse mejor, el otro respondió de la misma manera atrayendo su cuerpo. El rizado dejó la nariz en el cabello de Louis, olfateando y disfrutando su esencia. Depositó un beso en su frente y el novato suspiró encantado.

—Buenos días, Lou—Harry habló con voz grave y rasposa, Louis suspiró de nuevo.

—Así que sí son días—levantó la cabeza para ver su rostro, sintió la urgente necesidad de besar sus labios pero gracias al aliento matutino tuvo que abstenerse.—Buenos días, Haribo.

—¿Todo bien?

—Contigo lo está—respondió, acomodándose mejor para no lastimar o acalambrar el brazo de Harry.—Estoy preocupado.

—Me aseguraré que a ti no te hagan nada—negó con una sonrisa triste.

—Eso no lo hace mejor, tengo miedo de lo que te puedan hacer a ti. Si no lo nombras a Rommel dux te matará, y si lo nombras al terminar te matará igual.

—No me matará—afirmó. Se relajó por un segundo hasta que Harry volvió a hablar.—Me torturará y hará que me maté por mi cuenta.

—¿Qué?—exclamó, alzó la cabeza, bastante exaltado.—¿Y eso lo hace mejor? ¿Qué vamos a hacer?

Harry atrajo la cabeza de Louis a su pecho de nuevo, abrazándolo y dándole suaves caricias.

—Ninguno morirá—reafirmó.—Yo no me mataré, saldremos de aquí.

—¿Tienes algún plan o solo me lo estás prometiendo para relajarme y no tienes ni una puta idea de qué hacer?

—Rommel no nos dejará si acepto ser Massimo, además de que no podría hacerlo, simplemente no puedo. Ayer me lo dijo; debo regresar a Massimo, nombrarlo dux, nos dejaría ir y nos torturaría lastimando a otras personas o destruyendo nuestro vida por completo. Lastimarían al jefe, a Cara, a tu familia, cualquier amigo que hayas tenido, al igual que a las familias de ellos. Pero a la vez que nos lastima, podríamos continuar con el caso. Claro, no podemos llevar a cabo ese plan por todos los afectados—explicó.—No nombrarme Massimo nos mantendrá encerrados aquí. Nadie de fuera saldrá lastimado y nuestra solución sería encontrar una manera de escapar y matar a Rommel en el proceso.

—Intenté romper el picaporte, esa mierda es demasiado fuerte al igual que la ventana, y en este cuarto no hay nada con lo que podamos romper o defendernos.

—La cama es de madera, podemos pedir un reloj y nos entregarán un reloj de bolsillo, son los únicos que usan. Con la cadena podemos arrancar un pedazo de madera si lijamos una de las patas de la cama. Eso será suficiente para usar de arma.

—¿Hay alguien que vigila nuestra puerta?—Harry asintió.

—Anoche no hubo nadie porque Rommel nos quería dar privacidad—bufó.—Él quiere que tengamos sexo para valorar a su dios y atraer a Massimo.

—Entonces hay que usar eso a nuestro favor—dijo.—Revisé todos los cajones y no hay ni un solo condón.

—No, no lo hay. Eso debes pedirlo tú.

M O R T E M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora