Act. 1: the story of the little moon girl

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Narra la autora

Los niños nunca son iguales, algunos son curiosos otros son traviesos y por otro lado están los calmados. Mizuki, sus padres le habían puesto aquel nombre debido a todos los rasgos singulares que poseía, casi parecía una niña de la luna. Veamos, su piel era completamente pálida, su cabello era gris, sus ojos eran de color amarillo luna; sí el color que adoptaba de vez en cuando la luna. Mizuki era del tipo curioso, todo lo que ocurría le atraía y siempre buscaba una respuesta, gracias a esta cualidad sus padres vieron que su camino seguramente sería el de convertirse en una científica pero eso no estaba en los planes del destino.

Cuando comenzó a asistir a la primaria era la que más realizaba preguntas a su maestra en clase y en los recesos la veías leyendo algún libro, en fin tenía un gran intelecto gracias a su gran curiosidad. Cuando tocaba la clase de Educación Física, miraba con curiosidad a los compañeritos que jugaban con un balón... aquel balón era uno de volleyball era interesante verles jugar sin embargo no tenía tanto interés como para jugar a dicho deporte pues desde hacía ya un año que la danza contemporánea la tenía embelesada. Y la verdad era que no fue hasta que comenzó la secundaria que realmente el volleyball captó su interés, fue cuando decidió ir a ver el entrenamiento del club de volleyball de chicos que lo vio a él, quién se convertiría en uno de los más talentosos jugadores de Japón.

Los padres de Mizuki eran una familia acaudalada, debido a esto y a que buscaban mantener a su hija en alto estatus social la inscribieron en la división de secundaria de la prestigiosa academia Shiratorizawa, no estaba de más decir que había sido admitida gracias a la puntuación perfecta de su examen de ingreso. La academia definitivamente no iba a rechazar a una genio como ella y mucho menos tratándose de la hija de la familia Tsukino, así que esa fue la forma en la que entró sin dilacion alguna.

Solo después de ver a aquel chico jugar, fue que Mizuki se decidió a intentarlo también, ya bien dicen: "Nada puede suprimir la curiosidad humana", la curiosidad de Mizuki era como un círculo no tenía principio ni final y en realidad crecía conforme pasaba el tiempo. Cuando comenzó a jugar, debido a su baja estatura la única posición que pudo conseguir fue la de líbero, ella realmente no era una genio por lo que se dedicó plenamente a entrenar aruduamente y en los entrenamientos preguntaba tanto que seguramente su entrenadora ya estaba cansada de escucharla preguntar tanto.

Finalmente, al tiempo se volvió tan buena que muchos la elogiaban en los partidos, esto hizo que su popularidad aumentara exponencialmente, aparte de ser la genio cerebrito de la academia ya era también la mejor líbero de la división de volleyball femenino. Sin embargo por más popularidad que tuviera parecía no ser la suficiente como para llamar la atención de quién ella tanto deseaba, lo mejor que pudo hacer fue concentrarse en seguir jugando quizá algún día la notara. El espíritu competitivo de Mizuki la hacía mejorar cada día más, se mantenía como la mejor promedio a nivel académico ya que allí prácticamente nadie podía alcanzarla.

Veamos... mejor promedio a nivel de prefectura, la mejor líbero de la prefectura, proveniente de familia importante y acaudalada. ¿Qué más hacía falta? ¿Qué más debía hacer Mizuki para dejar de ser un cero a la izquiera en la vida de Ushijima Wakatoshi? Lo hubiese averigüado si tan solo su madre no le hubiera dicho: "Nos mudaremos a Shizuoka debido al trabajo de tu padre", todo el esfuerzo que había hecho para lograr un puntaje perfecto en el examen de promoción se había ido al caño.

Al saber aquello hasta el director de la academia le había rogado a sus padres no transferirle, que hasta ellos le costearían el transporte diario de ser necesario pero sus ruegos fueron totalmente en vano. Los papeles de transferencia ya estaban listos, como la nueva casa estaría algo cerca de la preparatoria Ōkamidani allí fue donde la terminaron transfiriendo, otra escuela de éltite y prestigio donde estuvieron más que encantados de recibir a una estudiante de tanto renombre como Mizuki.

Volvió a inscribirse en el club de volleyball, justo después del primer mes luego de que iniciara el curso lectivo Mizuki se convirtió en la figura súper popular de la preparatoria. Una genio en los estudios, una tremenda jugadora, atractiva y tan dual como la misma luna; eso era lo que atraía a todos y a todas... su dualidad, aquella capacidad de verse tierno/dulce y en menos de un segundo verse sexy/seductor. Sin embargo esta cualidad parecía ser desconocida por la joven quien no entendía como había pasado de ser Miss. Invisible a ser el centro de atención... ¿y si en realidad siempre fue así pero su mala percepción no la había dejado verlo? ¿Siempre había sido tan popular realmente?

Quizá si se volvía la mejor de Japón entonces, solo entonces ¿finalmente conseguiría la atención de Ushijima Wakatoshi?, ¿O seguría siendo nada para él? Esa no era una mala idea pero primero debía entrenar mucho más duro que antes y por supuesto volverse la estrella de su equipo, sería un camino muy largo a tomar pero que estaba totalmente dispuesta a tomarlo. Fuera riesgoso o no, fuera a ser inútil o no... al menos quería intentarlo y si no funcionaba lo dejaría de intentar, a final de cuentas Ushiwaka no era el único chico del mundo. Ya que durante sus años de secundaria hubo cierto chico que le había pedido cientos de veces salir pero ella siempre se negaba.

Quería ser más que solo la luna en su vida, quería tener el valor de decirle "Oye, durante mucho tiempo me gustaste. Me sigues gustando". Quería ver si podía poner a funcionar sus encantos femeninos, que de hecho y sin que ella lo notara funcionaban a la perfección pero ella no lo sabía; quería resolver el misterio del amor. Su curiosidad era insaciable y su espíritu competitivo implacable, ¿que era eso de lo que siempre solían hablar sus compañeras femeninas?, ¿de qué hablaban cuando decían que nada se comparaba a la calidez de una mano ajena? Mizuki solo quería una respuesta, quería experimentarlo por ella misma. Los nervios de una primera cita, el tacto suave de labios ajenos sobre los suyos, los latidos desenfrenados en su pecho, el calor en las mejillas... Todo, sin embargo sabía que quizá nunca podría llegar a ser y eso la entristecía.

À suivre

SHINE  | Ushijima Wakatoshi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora