Act. 20: re encounters and promises

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Narra Mizuki

Navidad y Año Nuevo habían pasado en un abrir y cerrar de ojos, como en los dos años anteriores la primera visita al templo la llevábamos a cabo todo el equipo. Como el santuario más cercano a la preparatoria era el Sengen Jinja, así que allí fue a donde fuimos, al entrar realizamos una reverencia y avanzamos tomando el primer paso con el pie izquierdo. Según la costumbre sintoísta antes de rezar se debe de hacer "una purificación" que es básicamente lavarse las manos, se toma el cucharón de madera y se llena; luego se vierte agua primero sobre la mano izquierda, luego la derecha, después hay que vertir agua otra vez sobre la mano izquierda pero esta se usará para enguajar la boca y finalmente se inclina verticalmente el cucharón para que el agua restante se deslize y purifique el mango. Luego se deja boca abajo sobre la chōzubachi (una tina llena de agua).

Ya habiendo hecho esto antes de comenzar a rezar se ofrenda una moneda, comúnmente una de cinco yenes la cual se tira por la ranura del medio (para mejor suerte) de la Saisen-bako. Se suena la campana, luego se realizan dos reverencias, se aplaude dos veces: en la segunda vez ya puedes realizar tu oración, y finalmente cuando termines tu oración se debe realizar una última reverencia. Una vez todas terminamos nuestras oraciones, cada una fue a buscar su fortuna; Omikuji, cuando abrí el mío vi que decía "Kyō" que significaba mala suerte lo que no me dio muy buena espina pero decidí no tomármelo muy enserio así que fui a amarrar el papel junto con el resto de malas fortunas pues era costumbre amarrarlas para dejar la mala suerte allí.

----- ¿Te tocó mala suerte, Mi-chan? ----- me preguntó Amane al ver que amarraba mi papel al cable de la cerca donde se amarran los omikujis con mal resultado.

----- Sí, sólo espero que no afecte nuestros resultados en el torneo ----- respondí luego de terminar, llevé mis manos a los bolsillos de la chaqueta que tenía puesta pues el frío aire matutino de Enero no era muy agradable.

----- No te preocupes, senpai ----- escuché decir a Nori a mi lado -----. Ganaremos gracias a mi excelente suerte, volveremos a ser campeonas.

Sonreí ante aquello esperando desde el fondo de mi corazón que de verdad fuera así, sentirse decaída solo por no sacar buena suerte no significaba que íbamos a perder pues al final era nuestro propio esfuerzo el que debía determinar el que ganaramos este torneo nuevamente o no. Así que inhalé y exhalé profundamente para calmar mi acelerada mente, en cuánto regresaramos a los entrenamientos me aseguraría de entrenar lo suficiente como para poder tener la tranquilidad durante el torneo de que mi mala suerte no decidiría el resultado final de nuestros partidos.

Después de aquello me despedí de las chicas pues daría un pequeño paseo antes de regresar a casa, mientras caminaba notaba como había muy poca gente fuera de sus casas. Con el frío que hacía la verdad es que si no hubiera sido por la visita al templo yo tampoco habría querido salir de casa, así que apresuré el paso para llegar a casa cuanto antes pues ya moría de ganas de meterme debajo del kotatsu para calentar mi cuerpo. Al llegar a la entrada me sorpendí de ver la familiar silueta de Hajime, en cuánto me vió llegar tenía esa típica mirada con la que mamá me miraba cada vez que salía de casa sin avisarle a dónde iría.

----- Tardaste en volver Zuki, ¿qué tanto hacías? ----- preguntó mientras me escaneaba con la mirada de pies a cabeza.

Yo fruncí el ceño.

----- ¿Ahora eres mi madre, Haji? Estaba haciendo la primera visita del año al templo con las chicas ----- respondí mientras me terminaba de acercar -----. ¿La tía Akino está con mamá?

SHINE  | Ushijima Wakatoshi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora