Capitulo 27

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Jungkook tenía la vista fija hacia adelante, observando el jardín adornado con flores y lazos color rosa.

Aunque su boda no iba a ser religiosa, Kristen había insistido en invitar a varias personas y en pagar por los costosos arreglos de todo tipo.

—Hijo, ¿estás seguro de que esto es lo que deseas?

Jungkook no respondió, sólo seguía observando los arreglos y a los invitados, quienes parecían murmurar varias cosas inaudibles, inaudibles para sus oídos.

—No tienes que hacer esto, Jungkook. No te puedes casar cuando amas a otra persona. Serás infeliz, hijo.

—Ya está decidido, papá. Todo está listo para la boda. No puedo dar marcha atrás... ya no.

—Aún no estás casado. —Insistió John. —No arruines tu vida.

—Papá, no me sigas atormentando.

—Lo siento Jungkook, sólo espero que no te arrepientas.

John agachó su mirada, alejándose unos cuantos pasos de Jungkook.

((Hoy te perderé para siempre, mi amor. Pero te juro que jamás te dejaré de amar.))

La música interrumpió los pensamientos de Jungkook, apareciendo segundos después por el pequeño pasillo Kristen. Caminó hacia él con una sonrisa triunfante.

Jungkook tomó una gran bocanada de aire, intentando no salir corriendo de ahí, al mismo tiempo que utilizaba todas sus fuerzas para no echarse a llorar.

La boda procedió como estaba planeada; cuando llegó el turno de Jungkook de contestar que sí aceptaba ser esposo de Kristen, buscó con la mirada entre las personas, esperando ver a Sunhee, con la última esperanza de que ella interfiriera en las palabras. Pero ella no estaba.

—Jeon Jungkook, ¿acepta usted a Kristen Evans como su esposa? —Preguntó el juez.

Jungkook suspiró, y con un nudo en la garganta dijo: "sí".

((No, Jungkook. ¡Mi amor, no me dejes!))

Sunhee miraba toda la escena desde lejos, escondida detrás de unos arbustos.

Su alma estaba deshecha y su corazón destrozado.

No podía creer que había perdido al amor de su vida, para siempre.

Después de la atroz e incómoda fiesta, Jungkook salió al jardin a tomar aire.

Todo ese día le había parecido ser una horrible pesadilla, la peor de su vida.

—Hijo, ¿estás bien? —John apareció a su lado.

—Papá, quiero estar sólo. Por favor...

—De acuerdo. —Asintió con la cabeza. —Si me necesitas estaré...

—Por favor. —Pidió Jungkook.

Cerró los ojos, soltando una lágrima.

Y John se alejó renuentemente.

—Dios... dame fuerzas... —Interrumpió sus palabras al escuchar unos pasos detrás de él. —Te dije que quiero estar solo.

—Jungkook...

Él levantó la mirada y volteó rápidamente.

—Sunhee. —Sollozó. —Mi am...

—Por favor, no digas nada. —Lo abrazó.

Ambos se aferraron el uno al otro con todas sus fuerzas.

—Amor, perdóname. —Jungkook temblaba mientras sollozaba entre sus brazos.

—Cállate. Sólo abrázame.... no me sueltes.

—Sunhee, yo te amo. Te amo, preciosa... te amo...

—Jungkook, cuando regreses... ya no estaré aquí.

Él se alejó un poco de ella para poder mirar sus ojos.

—No te vayas. Por favor, no me dejes.

Ella negó con la cabeza. Sus ojos estaban inundados de lágrimas.

—No puedo quedarme, Jungkook. No puedo...

Jungkook la tomó fuertemente entre sus brazos.

—Vámonos lejos. Tú y yo. Olvidemos todo esto. Vámonos, mi amor.

—No, Jungkook. Ahora estás casado... —tragó saliva. —...y vas a tener un hijo.

—No me importa. No me importa nada que no seas tú. Sunhee por Dios, no puedo vivir sin ti.

Sunhee agarró fuertemente su camisa entre sus manos, intentando así tomar valor para alejarse de él.

—Adiós, Jungkook.

—¡No! Sunhee por favor, no me dejes. Te lo suplico. —Intentó abrazarla de nuevo, pero ella dio dos pasos hacia atrás.

—Adiós.

Finalmente se acerco a él, para besar sus labios con ternura.

Él la agarró por la espalda, intensificando el beso y sintiendo cómo sus lágrimas se mezclaban.

—Te amo.

Jungkook se quedó con los ojos cerrados, no queriendo ver cómo el amor de su vida, se alejaba.

No queriendo ver cómo la única mujer con la que había conocido el amor, se iba para siempre de su vida. La misma a quien le había jurado amor eterno, la que tantas veces la había hecho suya con todo su ser, aquella mujer a quien veía a través de sus ojos todo su futuro, su pasado y su presente.

Pero siempre sería, la única mujer a la que amaría, para siempre.

Sunhee caminaba por otra parte solitaria del jardín. Su rostro estaba hecho un mar de lágrimas.

Se dejó caer el pasto, llorando como una niña pequeña. Desahogando por fin todo ese dolor y ese sufrimiento que por tanto tiempo habían agobiado su alma.

—¡Jungkook! Mi amor... —Gritó desesperadamente. —Ayúdame, Dios mío. Ayúdame a sacarlo de mi corazón... por favor.

Enterró su cabeza entre sus brazos, temblando y sollozando sin control y, casi al instante, sintió unas manos en su espalda.

—Jungkook... —supuso.

—¿Por qué lloras así? —Sunhee levantó la mirada lentamente hacia él. —Sunhee es...

Pero antes de que pudiera terminar su frase, ella se aferró a su pecho con todas sus fuerzas.

—¡Ayúdame, Jimin! Por favor, ayúdame. No puedo sola con este dolor. Ya no puedo más. —Se aferró a Jimin tan fuerte como pudo.

—Ya no llores... por favor... —Pasó sus brazos al rededor de ella. —Aquí estoy para lo que necesites.

Sunhee fue incapaz de pronunciar una palabra más.

Lo único que podía hacer, era llorar. Llorar y temblar entre los brazos de Jimin.

Sabor a ti - Jungkook [+18] ADAPTADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora