Capítulo 5 - Fantasioso y fastidioso comienzo

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Desde que había regresado de la casa de sus padres, estaba ansioso y algo fastidiado. Había pensado que las cosas saldrían como las había planeado, pero Perth se había equivocado por completo. Y se arrepintió de lo que había provocado cuando su madre le dijo que lo visitarían. Que Saint tenía que vivir con él. Que estaban muy felices por él y que le deseaban lo mejor del mundo. Y pese a ello, se negó rotundamente a confesarles la verdad.

Después de todo, no tendría que hacerlo.

Era una muy buena solución el decirles después a sus padres que Saint lo había abandonado. Que simplemente se había ido sin decir nada. Que ya no habría ninguna boda que celebrar. Que el chico había destrozado su corazón en mil pedazos.

Sí.

Él no tenía por qué salir afectado de esa situación. Toda la culpa sería de Saint, y él, como siempre, podría seguir haciendo lo que le viniera en gana.

Perth sonrió de lado cuando de nueva cuenta analizó su plan mentalmente mientras se dirigía a su casa después de haber recogido al chico en la escuela. No había ninguna falla, y Saint estaba dispuesto a hacer todo lo que dijera siempre y cuando le pagara un poco más.

Nada podría ser más sencillo.

Suspiró, y luego bajo del auto después de haber aparcado frente a la vivienda. Llamó a Saint para que lo siguiera hasta su habitación, y le mostró al muchacho que las cosas que traía en la maleta ya estaban acomodadas en el armario.

—También te compré varios trajes y zapatos. Cuando lleguen mis padres, quiero que estés presentable.

Saint agachó la mirada y asintió.

—¿A qué hora llegarán sus padres?

Preguntó el chico, dejando su mochila en el largo sillón que había en el cuarto. Perth se acercó a la cama y se quitó el saco, la corbata, y después de dejarlos sobre el colchón desabrochó varios botones de su camisa.

—En un par de horas.

Le dijo, y luego frunció el ceño cuando observó a Saint mirarlo con interés. Incluso parecía que sus mejillas estaban algo rojas. Perth se aproximó más al muchacho y clavó su vista en él.

—¿Qué te pasa? ¿Estás enfermo?

Preguntó, arrugando más el entrecejo, y después levantó una mano para intentar tocar la frente de Saint, pero éste se hizo para atrás de inmediato, y Perth rodó los ojos.

—N-No. Estoy bien. S-Sólo estoy algo cansado.

Perth bajó de golpe el brazo que había levantado y se giró sobre sus talones. Frunció un poco la boca y luego se arremangó la camisa.

—Arréglate. Cuando lleguen mis padres quiero que estés junto a mí en la puerta para recibirlos. Y quiero que vean en tu rostro la enorme felicidad que sientes porque eres mi prometido.

—S-Si, señor...

Perth sonrió de lado y en seguida salió del cuarto para buscar a la mucama que arreglaba siempre su habitación. La encontró en la cocina, y llamó su atención con un carraspeo ya que se encontraba ayudando a preparar la cena.

El Contrato - PinSon [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora