Capítulo 23 - Vacíos y dolorosos recuerdos

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Se acercó más a la cama y sentía que el corazón le latía casi en la garganta. Sus ojos se clavaron en los párpados aún cerrados de su esposo y con demasiada ansiedad, esperó a que Saint los abriera mientras sus manos no dejaban de temblar a cada lado de su cuerpo. Y su joven consorte, varios segundos después, levantó ambas hileras de pestañas castañas con suma lentitud, aunque sólo pudo ser capaz de elevarlas un poco.

Le costó otros cuantos minutos adaptar sus pupilas a la luz natural y, mientras tanto, Perth se mantuvo observándolo; demasiado fascinado y feliz de que Saint había despertado del coma.

Quiso correr a su lado y rodearlo con sus brazos, pero el doctor ya le había advertido de la confusión a la que los pacientes se enfrentaban una vez que recuperaban la consciencia. Así que Perth sólo dejó que algunas de sus lágrimas cayeran en silencio, dando otro par de pasos más hacia la cama y limpiando su rostro en el proceso.

Su mirada se cruzó por fin con la del chico y, de inmediato, pudo notar el desconcierto y el temor en sus ojos. Pero Tanapon trato de tranquilizarse y, tomando una profunda bocanada de aire, dibujó una linda sonrisa en sus labios antes de saludar a su marido.

—Hola —mencionó, casi en un susurro. Saint abrió un poco más los ojos y en ellos sólo pudo notar más confusión.

El corazón de Perth se estremeció por su reacción y en ese momento sólo atinó a llamar al médico. No quería que el muchacho se alterara. Aunque estaba algo desesperado porque le dijeran qué secuelas había dejado el accidente en el cuerpo y la mente de su esposo.

—Tu nombre es Saint Suppapong, ¿lo recuerdas? —preguntó el doctor. Y el muchacho asintió despacio.

Con ayuda de las enfermeras se dedicó a revisarlo, tomando nota de cada chequeo. Alumbró los ojos del chico en varias ocasiones y el nerviosismo se hacía más grande en el pecho de Perth con cada segundo que transcurría.

—¿Puedes decirme tu edad? —cuestionó el médico. Saint se mantuvo en silencio por un corto tiempo y después de desviar la mirada hacia Tanapon, entreabrió los labios y murmuró su respuesta.

—V-Veinti-uno...

Y Perth se sorprendió en el acto, porque Saint estaba por cumplir los veintitrés, así que le fue imposible no desesperarse más por saber qué tanto había olvidado. El médico se incorporó un poco y le señaló que se acercara. Perth los hizo, aunque un tanto reticente por el temor a que no lo recordara.

—¿Conoces a esta persona?

Saint asintió, pero en seguida apartó los ojos de los suyos. Tanapon suspiró profundo y después apretó los labios al mismo tiempo que su cuerpo entero se tensaba. No era normal que el muchacho rehuyera su mirada.

—E-Es P-Perth Tanapon... mi jefe...

"Se le dificulta hablar, perdió la visión en su ojo izquierdo, tendrá fuertes dolores de cabeza y puede que su temperamento cambie drásticamente, pero la buena noticia es que todos esos síntomas mejorarán en unas cuantas semanas si sigue al pie de la letra las indicaciones y toma sus medicamentos. Lo que sí es de cuidado, es su falta de memoria. Con lo poco que nos pudo decir nos hemos dado cuenta de que no recuerda que están casados. Murmuró algo sobre que usted está molesto por haber arruinado su fiesta de cumpleaños. Tal vez cree que lo tuvo que traer al hospital por un supuesto desmayo y está un poco asustado por eso. Pero tenga paciencia y siga todas las recomendaciones. Le aseguro que con eso gradualmente la memoria de su marido regresará como si nunca la hubiera perdido".

Esas fueron las palabras que el doctor le había dicho antes de que casi lo obligara a abandonar el cuarto de Saint para mandarlo a la cafetería para que comiera algo. Perth no había querido separarse de su esposo, pero el médico le había mencionado que no le iba a hacer bien al muchacho si lo presionaba, y con su sola presencia parecía que lo alteraba un poco.

El Contrato - PinSon [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora