Capítulo 17 - Desafiante e imprevista decisión

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—¿Compraste eso para mí?

Preguntó Perth, demasiado sorprendido al ver la joya de oro blanco que su novio traía en las manos. Saint agachó un poco la mirada y se sonrojó por la vergüenza.

—Bueno, me hubiera encantado hacerlo, pero no, esto me lo dio tu madre. Dijo que te lo entregara cuando nos casáramos. Pero no quiero esperar para dártelo.

El joven sonrió y tomó a Saint de los hombros para que se sentara a su lado, besándolo con suavidad en los labios.

—¿Y lo guardaste todo este tiempo para dármelo?

—Bueno... yo...

Saint asintió, ganándose otro dulce beso por parte de su novio, quien sacó la esclava de la caja y sin pensarlo siquiera, tomó una de las manos de su novio y la abrochó en su muñeca.

—¡Es para ti!

Exclamó mientras Perth le sonreía ampliamente. Tomó sus mejillas con delicadeza y le dio otro tierno beso.

—Sí, pero tiene mis iniciales, así que tienes que usarla tú para que sepan que eres sólo mío.

Mencionó el joven, y Saint se sonrojó aún más. Su novio lo rodeó con ambos brazos y lo apretó contra su pecho, deslizando después una mano entre sus cabellos color miel para acariciarlo con suavidad.


El lunes por la mañana, Perth llevó a Saint a la universidad. El chico le dio las gracias y se despidió de él pero, antes de que pudiera bajar del auto, su novio lo tomó del brazo y el muchacho giró el rostro en su dirección.

—¿No me vas a dar un beso?

Preguntó Perth con una traviesa sonrisa. Saint sintió su cara enrojecer y su novio lo tomó de pronto de la nuca para besarlo. El chico entreabrió los labios, y por primera vez sintió la tibia lengua de su prometido enredarse con la suya.

El muchacho sintió su corazón latir a mil por hora además de un millón de mariposas revolotear en su estómago y, cuando se separaron, sonrió con nerviosismo al mismo tiempo que comenzaba a sentir que su cara enrojecía.

—Te amo.

Le dijo Perth, y su novio le contestó casi en un susurro.

—Vendré por ti más tarde.

Saint asintió y tomó la manija de la puerta para salir pero, Perth lo detuvo de nuevo, posando la mano en su hombro mientras le sonreía pícaramente.

—¡Ah!... Dile a Plan, que guarde su distancia.

Mencionó Perth, entrecerrando los ojos. Saint rió por lo bajo y rodó los ojos. Los celos de su prometido ya no le molestaban, sino todo lo contrario. Negó con la cabeza mientras embozaba una juguetona sonrisa y por fin abrió la puerta del auto para salir. Dio unos cuantos pasos lejos del vehículo y luego se giró para dedicarle un ademán de despedida a Perth. Éste le correspondió el gesto y arrancó el motor segundos después.

—¿Por qué no me habías dicho que tenías novio?

Escuchó repentinamente Saint. Sus orejas comenzaron a calentarse y se dio media vuelta para sonreírle a su mejor amigo, quien permanecía de pie a poco menos de un par de pasos de él.

—Hola, Plan.

Saludó Saint, inclinando un poco la cabeza. Su amigo enarcó una ceja y se cruzó de brazos, esperando una respuesta.

El Contrato - PinSon [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora