Imaginar lo es todo...
Esta historia es una serie de capítulos con diferentes personajes conocidos. Fandoms de todo tipo.
Dejó las puertas abiertas del paraíso, tu decides si quieres entrar o seguir de largo...
QUEDA PROHIBIDA LA REPRODUCCIÓN TOTAL...
Sofia había conseguido el mismo trabajo que el año pasado para las vacaciones de verano, necesitaba el dinero para su primer departamento y ya había ahorrado bastante, pero entre la universidad y sus otros trabajos no había tenido tiempo de básicamente vivir la vida.
Pero sabía que si se esforzaba ahora luego vendría una mayor recompensa.
Aquel sábado por la mañana tomó el autobús hasta el parque de piscinas donde tomaría su primer turno. Ya había estado trabajando ahí solo que ahora volvería el primer día de verano.
Ese lugar estaba repleto de niños y sus padres rondando por doquier y vigilar que nadie se hiciera daño o pasara por alto alguna de las reglas del establecimiento era para Sofia una gran apuesta.
Cuando llegó el lugar estaba casi lleno, su turno no era el primero por lo que suplantaría a uno de los guardavidas de aquella mañana. Fue a los vestidores privados donde en su locker dejó su ropa y se puso el uniforme de trabajo que contaba en una maya color rojo y en su pecho a la izquierda el logo del parque.
Sofia salía por la puerta de los baños en ojotas para intercambiarle a Wesley, uno de sus compañeros de trabajo. En el momento en que ella salía por la puerta, el joven la vio y comenzó a bajar los escalones de su puesto para cedérselo a la muchacha.
Él se acercó con sus anteojos de sol y aquella perfecta sonrisa que a Sofia no le gustaba tanto porque lo conocía bastante bien desde que había comenzado a trabajar ahí y su actitud no le gustaba en lo absoluto.
—Buenas bombón —le sonrió el chico poniendo a Sofia bastante tensa quien sujetaba el silbato colgando de su cuello como guardaespaldas.
—Hola Wesley —lo saludó ella con sequedad.
Ella pensaba seguir caminando hacia el puesto, pero él se frenó frente a ella plantando los pies sobre el suelo obligándola a ella también detenerse.
—Estaba pensando... —Sofia ya se lo veía venir y ya sabía la respuesta—. ¿Por qué no salimos esta noche? ¿Qué te parece?
—Me parece que estoy muy ocupada, Wesley —le sonrió ella con falsedad esquivándolo.
Pero Wesley volvió a meterse en su camino.
—Siempre estas "muy ocupada" Sofia... Dime, ¿cuándo estarás libre para mi? —se quejó el chico haciéndola enojar.
Nunca, hubiese respondido pero la verdad es que le temía a la fuerza de sus músculos.
—No lo sé, Wesley —rodó sus ojos cansada de escuchar su voz y tenerlo enfrentado—. Ahora, si me dejas tengo que trabajar... gracias.
