Imaginar lo es todo...
Esta historia es una serie de capítulos con diferentes personajes conocidos. Fandoms de todo tipo.
Dejó las puertas abiertas del paraíso, tu decides si quieres entrar o seguir de largo...
QUEDA PROHIBIDA LA REPRODUCCIÓN TOTAL...
—¿Necesitas más crayones linda? —le preguntó la maestra Langford al pasar junto a su mesa.
Ruby alzó la mirada y se encontró con su caridad. Le sonreía como cualquier maestra de primaria debería sonreírle a un niño. Y a ella le dio completamente igual.
—Negro —le respondió y fue tan seco que incluso la mujer que a penas llevaba los treinta años de edad se angustió al escucharla. E incluso fue peor al ver los dibujos que había estado rayando sobre la hoja—. Me quedé sin negro.
La maestra Langford se preocupó al ver el horror dibujado en aquellas hojas. Los rayones negros abarcaban casi todo el blanco a excepción de algunos puntos donde podían verse caras, rostros que ni siquiera parecían humanos.
Al terminar la clase, Ruby estaba esperando a que pasaran a buscarla por su escuela. Se encontraba sentada en un banco del pasillo de la primaria, estaba acostumbrada al retraso matutino de su tío, y no lo hacía a propósito, sino que por el contrario, él trabajaba mucho.
Ruby balanceaba sus piernas que colgaban del banco, estaba aburrida y hambrienta. Le pediría a Seth que le comprase una hamburguesa de camino a casa.
—Me gusta tu cabello —escuchó la voz de un niño que llamó su atención—. Parece fuego.
Ruby alzó la mirada de sus zapatillas para encontrarse con un niño. Tenía su edad o eso creía, era asiático o quizá no... no estaba segura tampoco, pero lo que sí sabía es que su cabello era negro como sus ojos y tenía un lunar en su mentón que le pareció... interesante.
—No conozco a nadie con el cabello tan rojo —continuó el pequeño—. Está lindo.
Ruby frunció el ceño. Era el primer niño de aquella escuela que se le acercaba y no para pegarle o burlarse de ella.
