Imaginar lo es todo...
Esta historia es una serie de capítulos con diferentes personajes conocidos. Fandoms de todo tipo.
Dejó las puertas abiertas del paraíso, tu decides si quieres entrar o seguir de largo...
QUEDA PROHIBIDA LA REPRODUCCIÓN TOTAL...
—Vamos, no puedes andar así por la calle —le dijo Sallie mientras por poco lo arrastraba por los pasillos de la mansión de Meyer, Jonah parecía haber entrado en un estado de shock o algo parecido porque no respondía a ninguna de la palabras que Sallie intentaba sacarle desde que habían bajado del auto—. Jonah, háblame...
Jonah respiraba, sus ojos estaban abiertos revelando un color celeste como el cielo. Sin embargo, no había caso, seguía en el mismo estado desde que habían abandonado aquella casa.
Sallie vio a Meyer sentado en uno de los sillones de la sala y pareció comprender lo que sucedía.
—¿Qué hago? Ni siquiera me responde —se quejó la muchacha un poco preocupada para aquellas instancias.
Meyer le sonrió.
—Mételo en el baño del segundo piso, usa la bañera —le señaló él sabiendo que ella conocía el recorrido a la perfección. Sallie subía las escaleras para cuando lo escuchó decir las siguientes palabras—. ¡Que no se ahogue Sal!
—Eso intentaré...
Sallie lo condujo hasta el baño y al entrar cerró la puerta. El tamaño de la habitación era igual de grande que un departamento promedio, había duchas y bañeras a elección y alguien que nunca había visto aquel baño se hubiese sorprendido, pero Sallie prácticamente vivía ahí y Jonah... bueno, el estaba un poco mareado.
—Siéntate... tengo que abrir el agua... —Sallie lo sentó en uno de los sillones y Jonah se quedó viendo la nada, algún punto fijo cerca del ventanal del fondo.
Sallie subió el desnivel del suelo y abrió el agua de la bañera hidromasaje, era lo suficientemente grande como para que Joah, Lonny e incluso Murray entrarán cómodamente. El agua comenzó a subir bastante rápido y la muchacha aprovechó a volver con Jonah.
—Jonah... voy a sacarte la camiseta, ¿si? —Jonah suspiró.
Sallie lo miró por unos segundos y acto seguido le quito la camiseta repleta de sangre, sangre que no era suya sino de un hijo de puta. Jonah no se rehusó y cuando Sallie se la quitó vio su hombro derecho teñido de rojo y había un leve corte del cual no había por qué preocuparse, le ardería un poco nada más.
—Tendríamos que haber llamado a la policía —murmuró sus primeras palabras luego de los hechos—. Lo torturamos... Meyer iba a matarlo de todas formas... ¿verdad?
Sallie lo miró y Jonah alzó la mirada para encontrarse con sus ojos.
