𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒

𝑇𝐻𝐸 𝑈𝑀𝐵𝑅𝐸𝐿𝐿𝐴 𝐴𝐶𝐴𝐷𝐸𝑀𝑌

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ACTOR: Robert Sheehan.
PERSONAJE: Klaus Hargreeves.
CATEGORÍA: Fiesta.
ADVERTENCIA: Drogas/alcohol.

Bailar... bailar como una estrella, eso es lo que quería en este momento. Lucirme en la pista de baile donde a nadie le interesaba que fuese a tropezar con mis propios pies porque la verdad es que no tenía idea de si mis movimientos podían considerarse realmente buenos, pero que me importaba, a esta altura el mundo me importaba una mierda porque faltaban tan solo unos días para que acabara, y que más que aprovechar e ir a bailar y beber un poco antes de que llegara mi fin, nuestro fin.

No tenía idea de cómo se llamaba la discoteca a la que había entrado, pero la verdad me gustaba y demasiado. Tenía una temática y una muy interesante, habían puestos para pintarse con pinturas fluorescentes, y por supuesto... todo el lugar brillaba con luces ultravioletas por lo que la pintura resaltaba en los cuerpos de todos los presentes.

Ya quería que me pintaran de pies a cabeza y no iba a esperar a que la pintura se agotara. Así que casi troté hasta uno de los puestos y esperé detrás de uno de los chicos que se estaba pintando. En aquel instante escuché una voz detrás de mi.

No hacía falta voltearme porque sabía perfectamente quién era, mi hacía falta usar mi telepatía para aquello.

—¡Xena! —intentó llamar mi atención pero yo no me volteé hasta que su mano irrumpió contra mi brazo obligándome a darme la vuelta—. ¿Qué no me escuchas? Dios... no sabes lo que me canse en alcanzarte... me tienes...

Klaus se sostenía de mi hombro mientras con su otra mano sobre su pecho intentaba recuperar el aliento, su pecho se inclinaba hacia el suelo en un intento de volver a la normalidad.

—Vaya sorpresa Klaus... ya se que estas bien, así que ahórrate el espectáculo —me crucé de brazos y lo miré con seriedad.

Klaus se reincorporó, me miró seriamente mientras ponía sus ojos en blanco, en un abrir y cerrar de ojos su respiración volvía a la normalidad, así que si... estaba fingiendo. Me deshice de su mano sobre mi hombro molesta y él entendió la indirecta.

—Es imposible estar contigo eh —se quejó Klaus—. Pero escúchame, ¿si, reina del drama? Vengo a pedirte disculpas...

Yo alcé mis cejas sorprendida.

—¿Y así piensas decírmelo? Llamándome reina del drama —lo miré con una sarcástica sonrisa—. Vamos Klaus, te conozco desde siempre... puedes hacerlo mejor que eso.

Klaus bufó mientras hacía un gesto con sus manos que siempre solía sacarme una sonrisa e incluso muchas veces me hacía reír, pero esta vez me contuve porque se suponía que estaba molesta, furiosa con el, y mantenerme en mi postura había sido un gran desafío para mi.