Imaginar lo es todo...
Esta historia es una serie de capítulos con diferentes personajes conocidos. Fandoms de todo tipo.
Dejó las puertas abiertas del paraíso, tu decides si quieres entrar o seguir de largo...
QUEDA PROHIBIDA LA REPRODUCCIÓN TOTAL...
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ACTOR: Jamie Campbell Bower. PERSONAJE: Peter Ballard. CATEGORÍA: Encerrados/Romance en secreto. ADVERTENCIA: (Ambos tienen la misma edad).
A PEDIDO
La chica miraba el techo recostada sobre su cama. Su habitación era tan aburrida, tan solitaria. La detestaba.
Alzó sus brazos por encima de su cabeza, sus manos cubrieron la luz en el techo y sus dedos jugaron con los pequeños huecos entre los que se traspasaba.
Podría hacerla estallar si quisiera, solo era cuestión de un poco de disposición.
Fue entonces cuando sus ojos bajaron de sus manos hacia su muñeca. Al ver el tatuaje un escalofrío la hizo estremecer, la hizo sentirse sucia, privada... sola.
002
No recordaba cuantos años llevaba ahí dentro, la verdad es que había perdido la cuenta... quizá la cabeza también.
La puerta de su habitación se abrió y ella inmediatamente miró hacia el marco. Se trataba de uno de los guardias.
—Dos, arriba —le ordenó—. Tienes una hora libre en el salón arcoíris, aprovéchalo.
A Dos no le gustaba ese salón.
—Estoy bien, gracias.
La chica bajó sus brazos dejándolos caer a los costados de su cuerpo con brusquedad. Sobre el colchón se dio la vuelta dándole la espalda viendo ahora la pared de concreto.
—No fue pregunta —escuchó sus pasos acercarse hacia ella, luego las chispas de su vara eléctrica—. Levántate y has algo productivo, por la tarde tendrás más exámenes.
Dos cerró los ojos y se contuvo. No podía hacerle daño porque sabía que más como él llegarían a por ella y le harían mucho daño con sus malditos mangos de electricidad.
Así que se levantó de mala gana y luciendo ese horrible camisón, se dirigió hacia la puerta.
—Eso es... buena chica —murmuró el guardia siguiéndola por detrás.
Dos arrugó su nariz con disgusto.
Por el pasillo de aquellos azulejos blancos se dirigieron directo hacia las puertas que guiaban a la sala arcoíris. Dos nunca había visto una ventana en aquel lugar, siempre había creído que se hallaban bajo tierra, de esa manera jamás podría escapar.
Las puertas se abrieron y dentro se encontró con muchos chicos y chicas iguales a ella, algunos más pequeños, algunos de su misma edad, pero ninguno más grande. Ella era una de las primeras... la primera en sus experimentos.
