Imaginar lo es todo...
Esta historia es una serie de capítulos con diferentes personajes conocidos. Fandoms de todo tipo.
Dejó las puertas abiertas del paraíso, tu decides si quieres entrar o seguir de largo...
QUEDA PROHIBIDA LA REPRODUCCIÓN TOTAL...
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ACTOR: Thomas Sangster. PERSONAJE: Newt. CATEGORÍA:Acción/romance. ADVERTENCIA: Violencia/armas.
PARTE 1
—¡Brenda estamos atrás! ¡Distráelos un poco! —Thomas hablaba por el walkie-talkie que cada uno llevaba en el bolsillo, con gran suerte habíamos conseguido unos cuantos.
—¡Thomas agárrate! —Keyla le gritó a causa del ruido que tanto el auto en movimiento como el tren a una poca distancia generaban en todo el terreno.
Habían planeado aquello durante meses, nada podía salir mal.
Thomas se sujetó bien del auto, Keyla aceleró y se subió con brusquedad a las vías del tren siguiéndolo por detrás y acercándose con velocidad, necesitaban pisarles los talones cuanto antes.
—¡Es una locura Thomas! —le gritó Keylan con ambas manos sobre el volante, un movimiento en falso y el auto podría salir disparado y rodar por el resto de las vías.
Thomas la miró por unos segundos.
—¡Tranquila, no llevamos planeando esto por meses por nada! —Thomas sujetó su mano sobre el volante con cariño—. ¡Va a salir bien!
Keyla ya no sabía si confiar en la cordura de su hermano.
Thomas se quitó el cinturón que lo sujetaba con firmeza al asiento, no había puertas en aquel auto oxidado, había sido modificado hasta aquel punto por una razón en particular, y esta era. Él se sujetó al techo, estaba por subirse al capó.
—¡Ten cuidado! —le gritó Keyla temerosa de que fuese a caerse, iban tan rápido que no sobreviviría.
Thomas trepó al capo y con los ganchos que habían colgado en este, se sujetó y tomó uno en su mano derecha.
—¡Key acércame más! —le pidió desde la parte delantera.
Keyla aceleró pisando el acelerado hasta el fondo. Era tan difícil mantener aquel auto recto que apretaba sus labios como si aquello le diese la fuerza de controlar el volante.
El auto ya estaba por poco apoyado contra el final del tren, así que Thomas llegó a enganchar aquel gancho en uno de los remolques donde enganchaban los vagones próximos. Thomas saltó a una de las dos escaleras que llevaban al techo del vagón, entonces, miró a Keyla por el parabrisas.
—¡Vamos Key! —le hizo una seña para que saliera del auto.
Keyla aterrada por que algo fuese a pasarle, y no solo a ella sino lo que crecía dentro de su vientre, se deslizó por el costado de su asiento y aferrándose a las cuerdas que habían anchado en el capo, se subió con agilidad.