𝐻𝐸𝑀𝐿𝑂𝐶𝐾 𝐺𝑅𝑂𝑉𝐸

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ACTOR: Bill Skarsgard

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ACTOR: Bill Skarsgard.
PERSONAJE: Roman Godfrey.
CATEGORÍA: Discusión.
ADVERTENCIA: Ninguna.

Sal llevaba tiempo sin meterse en problemas desde que se había alejado de Roman, es como si él fuese una especie de imán al hablar de conflictos y Sal estaba harta de ellos, de él y sus cambios de humor, de él y sus secretos, de él y la sombra de oscuridad que lo rodeaba.

Solo estaba cansada y necesitaba sentarse por unos segundos, recostarse sobre el patio y cerrar los ojos.

Pero no era tan fácil como se escuchaba, porque debía seguir asistiendo a la misma escuela, la única secundaria en todo Hemlock Grove, y claro... Roman Godfrey rondaba por los pasillos imposible de ocultarse, no era solo por su altura, Roman tenía ese brillo que encandilaba a cualquiera.

Y claro... había hipnotizado a Sal, pero esa ya era historia pasada, o por lo menos eso quería creer ella.

Sal caminaba por los pasillos externos mientras comía una bolsa de frituras, no tenía hambre realmente pero no había comido nada en todo lo que llevaba del día y temía volver a desmayarse. Así que preventiva, comía sus papas.

Fue en ese momento que alzó la mirada y se encontró con su mayor pesadilla. Roman estaba parado junto aquel chico, Peter Rumancek con quien había cruzado por lo menos algunas palabras estando con Roman, ellos dos hablaban debajo de uno de los arboles del patio.

Sal rezó por que Roman no la notara, agachó la cabeza y se dirigió a la maquina expendedora, tantas papas le había dado sed.

Roman por otro lado, si la había notado y mucho antes de que ella lo hiciera con él, pero se había tomado su tiempo buscando el momento exacto para interceptarla y esa parada en la maquina expendedora había sido el ideal.

Sal introdujo el billete y marcó el número que dictaba bajo la botella de agua, aguardó verla avanzar esperando a que cayera a sus pies. Sin embargo, la rosca se detuvo en el segundo justo dejándola sin agua y malgastando su dinero para nada.

—No... ¡no me jodas! —se quejó ella pensando que aquello solo sucedía en películas. Comenzó a pegarle a los costados de la máquina intentando que la botella se tambaleara aunque sea—. ¡Vamos maldita porquería!

Le pegó una patada pero no sirvió de nada, solo lastimó los dedos de su pie.

—Tiene un truco en realidad... —escuchar su voz estremeció a Sal de pies a cabeza obligándola a olvidar su problema por completo—. Creía que ya lo conocías.

Roman parado junto a la maquina era igual de alto que esta, llevó su brazo hacia el inicio y le dio un golpe en la parte superior dejando a la botella caer por fin.

Sin embargo, Sal no se movió, miraba sus ojos claros como si se perdiese en ellos, paralizada y con temor de lo que pudiese suceder a continuación.

𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora