Capítulo 5

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Era un tranquilo día domingo, a los alrededores de la cafetería un montón de gente se acumulaba pidiendo permiso para entrar, los pájaros cantaban y la brisa que brindaba el viento hacía que hasta la más mínima preocupación que se te venga a la cabeza se disipe, era un día ni tan caluroso ni tan frío.

Era simplemente un día tranquilo, el día perfecto para salir con sus parejas o en familia.

—¿¡BAKUGO KATSUKI QUE CARAJOS TE PASA MALDITA RUBIA!?

O... quizás no sea tan tranquilo en la cafetería.

Las personas acumuladas en la cafetería se encontrabas reunidas por el chisme de la pelea entre el rubio y la pelinegra, el rubio había llegado hasta hace unos minutos gritando a todo pulmón, enojado debido a que su llamada fue colgada instantáneamente por la pelinegra... cosa que era natural para la acusada pero esta vez no lo había hecho, es más ni siquiera tenía su celular en su delantal.

—¿¡QUIÉN TE DA EL DERECHO DE COLGARME!? ¿¡AH!? ¿¡DE DONDE SACASTE LOS MALDITOS OVARIOS PARA COLGARME ENANA!?

—¿¡QUÉ!? ¿¡ESTÁS INCULPÁNDOME!? ¡DE SEGURO ANDASTE DE INSISTENTE Y TE COLGARON POR LO PESADO QUE ERES MALDITO MUSULMÁN!

—¿¡ACASO QUIERES PELEAR CONMIGO IDIOTA!?

La pelinegra miró alrededor, respiró hondo, calmando las ganas de sonrojarse por la vergüenza, tomó a Bakugo por el brazo y se lo llevó, no sin antes dirigirle una mirada asesina para que se mantuviera callado.

—Maldita sea, Bakugo, deja de hacer tanto drama aún cuando te digo que no tengo mi celular conmigo ¿piensas que te estoy mintiendo?— la chica murmuraba enojada mientras estaba alerta de cualquier explosión por parte del rubio.

—¡Es obvio que mientes! ¿que dirás si te digo que a la tercera llamada contestaste?

La pelinegra se detuvo y giró a verlo con sorpresa, lo soltó y miró al suelo de forma pensativa. Estaba segura que ningún compañero de su trabajo haría eso ¿entonces quien?

Por un momento miró sus zapatos deportivos rojos con bordes blancos, recordó que Fuyumi se los regaló para que los recuerde a todos ellos...

Mierda, había dejado su celular en la maleta.

Volvió a mirar al rubio —¿Qué dijiste exactamente en cuanto te contestaron?

El rubio frunció el ceño como de costumbre.

—¿Qué crees?

La chica cubrió su cara con ambas manos, de seguro había sido Todoroki ¿debería estar preparando sus excusas?

No..

¿Por qué siquiera le interesa lo que piense Todoroki? no debería de estar pensando en ninguna excusa, total a él no le interesa ella... eso lo dejó bien en claro hace años.

—Perdona, habrá contestado alguien de la casa— se disculpó, aún seguía sin destaparse la cara, estaba muy frustrada, muchas cosas habían pasado en tan solo algunas horas —quiero un hidratante.

El rubio explosivo gruñó, desvió la mirada hacia alrededor del lugar en donde se encontraban, buscaba un minimarket cercano, al no encontrar alguno decidió apartar las manos que cubrían la cara de la más baja.

—Tch... vamos a comprar tus suplementos— y empezó a caminar —no sé con quien peleaste, pero te repito, debes iniciar suave y al último usar tu estrategia más fuerte.

—Perdón... luego entrenamos me...

—Ni se te ocurra, aún te necesito con vida estúpida, habrá que esperar a la próxima semana— tomando el brazo de la chica empezó a apresurar el paso, el recordar siquiera lo ocurrido hace 4 meses lo ponía nervioso —ni se te ocurra desmayarte esta vez.

Mi promesa de protegerte-TodorokixtuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora