Capítulo 12

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Caminaba a la salida, junto con Midoriya para evitar otro encuentro con el rubio, ambos no decían nada pero se notaba claramente como la pelinegra intentaba pensar en como sacarle información al peliverde, ya que este anteriormente se rehusó a hablar.

Abrió la boca, dispuesta a preguntar, pero el chico con motores en los pies los alcanzó. El chico de ojos verdes se sintió aliviado sabiendo que la pelinegra no iba a hablar de esto en público.

—Me adelanto— avisó con una sonrisa —nos vemos mañana— sacudiendo su mano en dirección a los dos jóvenes empezó a trotar.

Miró el reloj, si se apresuraba quizás podría llegar a tiempo a su trabajo, tampoco es que quedara tan lejos. Había cambiado horarios apenas llegó su carta de admisión y ahora veía un horario ajustado y pesado. Suspiró. No se quejó, después de todo estas eran sus decisiones y su orgullo aún está intacto como para recibir una reprimenda por parte del chico de cabellos bicolores.

Entró al restaurante, se quitó la maleta y corrió hacia el cuarto del personal en busca de su otro uniforme. A los pocos minutos salió, una mujer le sonrió a lo lejos por lo que ella movió la cabeza en señal de saludo. Esa mujer no era nada menos que la gerente del local, ella fue comprensiva y le ofreció ayuda, se puede decir que gracias a esta mujer, ___________ no ha muerto deshidratada.

Alisó su mantel, limpió unos cuantos vasos y demás utensilios de cocina —____________— la llamó uno de los camareros —cambio.

—Tu no aguantas nada, apenas entraste hace poco— se burló la chica en lo que recogía su cabello en un ovillo —por lo visto cambiaste tu horario ¿eso quiere decir que me extrañaste?

El muchacho, no mas grande que ella, miró los platos limpios que se apilaban ordenadamente esperando a ser guardados —la razón es la misma, tengo clase.

La chica rió con ganas —si, si— canturreó mientras se arreglaba el pantalón, dejó el delantal mojado, bien doblado, sobre la mesa y cambió de puestos con el chico.

Curiosamente aún no sabe su nombre, nunca se lo ha preguntado y aquél bordado sólo tenía las iniciales -por lo que actualmente lo llama G. L.- ¿debería preocuparse? alzó los hombros sin importancia.

Vio una mano levantada, ella corrió a la mesa, era un hombre alto con cejas fruncidas, su ropa estaba desaliñada, su cara estaba considerablemente roja y parecía tener problemas al moverse, esto le dio gracia a la menor al punto de querer grabarlo por agarrar la cuchara al revés y querer cortar la carne con esta. —¡Yo dije que lo quería término medio! ¿¡así es como tratan a sus clientes!?

Rodó los ojos, ahora entendía porque el repentino cambio. —que cobarde— susurró dirigiéndose al chico que trabajaba con ella.

—¿¡Qué dijiste!?— ella sonrió de forma nerviosa, lo había echado a perder.

—Señor, usted se encuentra muy borracho en estos momentos, nuestro restaurante no puede atender a personas en estado de ebr...

—¿¡ESTÁN DICIENDO QUE NO ATIENDEN A LOS BORRACHOS!? ¿¡qué clase de servicio al cliente es este!?

La pelinegra siguió sonriendo —por favor, le pedimos que se retire en silencio y sin hacer escándalo.

—Pero que niña tan osada ¿¡es así como ustedes tratan a sus clientes!?— ___________ le hizo señas de silencio que, obviamente, terminó por ser ignorada —¡no haré silencio! ¡deberían de pagarme un reembolso por esto! 

La pelinegra contuvo sus ganas de golpear al hombre ¿acaso el chico avisó de la presencia de un hombre problemático? 

—Aunque claro, si decides pagarme de otra forma no habría problema tampoco— la chica del quirk de agua lo miró ofendida, decidida a golpearlo. Una mano se posó en su hombro, ella miró atrás y observó como el chico de ojos bicolor se encontraba frunciendo el ceño, más que de costumbre.

Mi promesa de protegerte-TodorokixtuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora