Capítulo 27

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Abrió los ojos y lo primero que hizo fue volverlos a cerrar, una gran luz le estaba molestando, tapó la gran parte con su mano ¿dónde estaba?

Para cuando bajó la mano, para apoyarse y levantarse, de inmediato sintió la textura del césped, bajó la vista con una clara confusión, luego de adaptarse a la luz, echó un rápido vistazo a su alrededor.

Para que decir que era el paisaje más hermoso que pudo haber visto.

Un gran lago se encontraba a unos pocos metros de ella, ladeó la cabeza con curiosidad ¿que hacía en este lugar? miró los arbustos a su alrededor, se levantó y ahí fue cuando cayó en cuenta que las únicas prendas que portaba era un vestido blanco que le llegaba hasta un poco más arriba de las rodillas.

¿Dónde estaban sus vendas?

Sus pies descalzos empezaron a avanzar, la sensación de su piel desnuda contra el césped le dio un extraño sentimiento de libertad.

Caminó hasta el lago, ya cerca de este, movió sus manos con ligereza, sin ningún otro uso de fuerza, una gran cantidad de agua empezó a ser controlada, esta tomó diferentes formas divertidas como un delfín danzante, caballos animados, dos lindos conejitos, algunas estrellitas y ¡hasta tomó la forma de un hombre con sombrero de copa, quien la saludó cortésmente!.

Tímidamente alzó su mano para devolver el saludo mientras una divertida risita salía de sus labios.

Este era un hermoso lugar, un lugar de ensueño.

Se sentó al borde del lago, sus pies tocaron el agua del lago y empezaron a jugar salpicando a una nueva forma: un perrito juguetón.

¿Será que...?

Sacudió la cabeza despejando una curiosa y aventurera idea, si no estaba segura, era mejor no hacer nada.

—Quizás lo haga cuando vuelva de nuevo.

Volvió a levantarse con otra idea infantil, miró al lago y con otro leve movimiento de manos el agua llegó hasta ella.

Un lindo vestido de agua cubría todo su cuerpo, este llegaba al suelo, y por el lado contrario, una linda tiara de agua adornaba su cabeza.

Si estaba aquí, era mejor aprovechar el tiempo que le quedaba.

El hombre de elegante sombrero se inclinó un poco hacia adelante, extendió su mano invitándola a bailar. No había música y siempre había visto en películas cómo se divertían bailando sin algún ritmo que los guiara, tomaría esto como una nueva experiencia y aceptó alegremente.

El baile era sencillo, era el tipo de vals que hacía cualquier quinceañera, quizás y quería celebrarlo de forma tardía y en un mundo de ensueño, aunque tampoco es que le importe aquello.

Una vuelta y a seguir bailando.

El hombre no tenía cara, es más, le hubiese asustado el hecho de verle al menos un rasgo facial. 

Pronto más personas empezaron a formarse del lago, al parecer este también podía modificarse solo y sin ayuda de ella. Le recordó a los bailes de los castillos, esos que hacían en fiestas elegantes donde su anfitrión y anfitriona eran aquellos de grandes rangos como condes y condesas.

El hombre parecía dispuesto a soltarla en la otra vuelta que ella dió, tan pronto como se separó del hombre del sombrero elegante, otras manos la atraparon, una en su cintura y otra en su mano.

Alzó la mirada curiosa de saber quien era, pudo notar unos labios sonriendo amablemente, prestó más atención para darse cuenta que el agua acababa de fotocopiar a Shoto Todoroki.

Mi promesa de protegerte-TodorokixtuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora