Capítulo 30

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La joven de cabellos parcialmente negros se levantó, miró por la ventana, el agua caía. Que buena forma de retomar clases.

Se cambió de ropa, esta vez si usaría la chaqueta como es debido, tenía frío, y de paso llevaría un abrigo encima y una bufanda.

Normalmente la chaqueta la ubicaba en sus hombros, nunca la usaba correctamente y tampoco se preocupó ya que no la regañaban por ello.

Salió de su cuarto sin prisa, aún estaba a tiempo.

—¡Lleva tu paraguas!— Fuyumi la alcanzó poco antes de que la menor saliera de casa —¡también dejas tu obento!

La joven asintió, tomó el paraguas y la comida antes de salir. Aún estaba a tiempo, pero Shoto salía de casa mucho antes que ella, la joven miró al suelo pensando si este ya había llegado a clase.

Frunció el ceño al sentirse observada, ubicó su bufanda un poco más arriba, si no le veían la cara quizás dejaba de ser molestada.

Últimamente caminaba junto al joven el trayecto de ida y vuelta por lo que esto ya se le hacía una rutina normal, ahora caminar sola resultaba aburrido —Debería apresurarme...

Se detuvo en seco. Miró a los alrededores e hizo una mueca ¿acaso sus pensamientos la llevaron por el camino más largo? se dio la vuelta para regresar.

Un par de sollozos la asustó, la calle era transitada pero nadie a su alrededor parecía llorar, mordió la uña de su dedo gordo con nerviosismo ¿debería buscarlos? pero llegaría tarde a clases.

Siguió caminando, mientras más retrocedía el llanto se hacía más fuerte ¿acaso pasó a un lado de esas personas y las ignoró? apresuró el paso.

En la vereda, dos niños se acurrucaban entre si, tan pronto como los vio los recordó, era aquellos a quienes les entregó la manzana. Corrió hacia ellos, no podía seguir viendo como morían de frío y se mojaban por la lluvia.

Les entregó la sombrilla, al parecer estos también se acordaron de ella, lo supo porque los ojos de la niña se iluminaron al verla.

—Esperen— les sonrió mientras se sacaba el abrigo y la bufanda —tomen, se que no es mucho...

Ambos niños se abrazaron y ella les colocó el abrigo encima

—Busquen una zona segura en la cual refugiarse— ella activó su quirk antes de siquiera llegar a mojarse, buscó en su maleta, traía un poco de dinero así que podía comprarse algo que comer allá, sacó su obento entregándoselo al niño —Comparte con tu hermana— el pequeño asintió, ella le sonrió —debo irme.

Se dio la vuelta dispuesta a irse.

La niña alzó la voz —¡Onee-san gracias!

Ella rió retomando su camino directo a la academia.

Llegó a la esquina donde alguien la detuvo del brazo, una sombra la cubrió —puedes dejar de usar tu quirk, te cansarás antes de las clases.

Ambos empezaron a caminar, ella ni se movió para verlo, simplemente sonrió —Creí que ya estabas en la academia.

Era Shoto, él había esperado a la joven en la entrada y, cuando ya tardaba, decidió ir a buscarla.

—...— se mantuvo en silencio.

Ella bajó la mirada en un intento de que él no viera su sonrojo —¿Me viste?

—Me gustaría que pensaras más en tí—admitió —terminarás sin nada sólo por ayudar a los demás.

Ella se encogió de hombros —Está en mi naturaleza, tampoco es que puedas hacer mucho al respecto.

Mi promesa de protegerte-TodorokixtuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora