Capítulo 8

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"Domar el agua" tan estúpido suena, un mar rebelde y engañoso ¿quién le mandó a practicar justo a lado de esa piedra que marcaba el final de la playa? rodó los ojos y se miró completamente empapada.

De nuevo extendió sus brazos y, abriendo las palmas de sus manos, sacó otro cúmulo de agua. Esta se resistió y volvió a su lugar, pero por supuesto que no se iba a quedar así, ella caminó hasta la orilla y aún incómoda volvió a intentarlo. El cúmulo de agua adoptó forma humana, esta forma no había sido tomada por orden de la pelinegra por lo que ahora se encontraba sorprendida.

Era una forma humana común, no tenía como protegerse, aunque fuese agua había que mantener su distancia. Empezó a pelear con aquel ser. Hubo un golpe que ella pudo esquivar, una patada en dirección a su cabeza que aún pudo evitar ¿cómo derrotar al agua sin hielo? daba igual, esto le ayudaba como entrenamiento.

Un golpe en su estómago le hizo retroceder, quedó cegada ante el líquido salado que salpicó en sus ojos, hubo otro golpe en su espalda a lo que ella procedió a tapar su cara.

A la mierda ¿el agua le iba a ganar?

Apenas sus ánimos se estamparon contra el caliente suelo de arena en la playa, el mar volvió a ser como antes, el agua regresó al mar. 

Apretó los dientes en señal de frustración, seguía sin poder secarse gracias a la rebelde agua que la cubría. Se levantó y miró la arena que empezaba a pegarse en sus ropas, chasqueó la lengua, miró al frente y volvió a retar al agua.

—¡Algún día estarás a mi merced!— quizás suene a villano, pero no pudo evitarlo ya que la frustración se hacía cada vez más y más grande —¿¡oíste!? ¡podré controlarte y tú te dejarás!

Aún con el ceño fruncido pasó sus manos con fuerza y rapidez sobre sus piernas y pantalón, con el claro fin de librarse un poco de la arena que le fastidiaba.

Apenas se dio media vuelta otra gran ola terminó por llevarse los rastros de arena de su cuerpo y, por consiguiente terminó por mojarla más de lo que estaba. Ahora tenía frío, buscó su maleta con sus cosas y -para su sorpresa- ya no se encontraban ahí. Miró al mar, este parecía tranquilo como de costumbre ¿había sido un ladrón? no, lo habría sentido gracias al agua de la botella.

Hubo otra ola, no tan grande como aquellas dos que la mojaron, pero si lo suficientemente grande como para llegar a cubrir sus pies y arrastrarla un poco hacia dentro, cosa que no ocurrió debido a que la chica salió corriendo de allí antes de morir ahogada en el intento de recuperar sus cosas en el fondo del mar.

¿Preguntar a algún héroe por sus objetos robados? se sonrojó considerablemente, tenía muy en claro que no iba a pasar vergüenza diciendo que el mar reaccionó reacio ante los intentos de domarlo.

Ignorando las miradas curiosas, y las burlas de los niños, caminó hasta la casa.

No era tan tarde, Natsuo aún no debería de estar en casa y Fuyumi dijo que estaría ocupada por lo que no se preocupó en inventar una excusa.

Apenas ella entró un joven de ojos heterocromáticos la miró con sorpresa, este chico tenía un vaso con agua el cual terminó por caer ante la sorpresa que le llevó verla completamente mojada. 

Ella sólo se limitó a mirar el agua regada, la alzó y la devolvió al vaso que Shoto había vuelto a recoger. El poder tener control total de ese tipo de agua la tranquilizó un poco, de no ser porque aún había un miembro de la familia Todoroki en casa, ella ya estuviese golpeando lo primero que encuentre en su cuarto.

Mi promesa de protegerte-TodorokixtuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora